La ventilación de espacios interiores para evitar el contacto con microgotículas portadoras del virus SARS-CoV-2 expulsadas al estornudar es vital para evitar contagios, señalaron académicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) en el Conversatorio sobre infraestructura física y pospandemia, organizado en conjunto con la Cámara de Diputados.

Sin embargo, en México existe el problema de la densidad de ocupación de las distintas tipologías arquitectónicas, tanto en casas habitación como en inmuebles que albergan dependencias, oficinas, empresas y comercios.

Desde una visión posterior a la pandemia, la renovación del aire juega un papel primordial, ya que es la forma más eficiente de mover a las partículas suspendidas en esos espacios, que en muchos de los casos no cuentan con ventanas que permitan la ventilación cruzada, por lo que el Legislativo debe plantear, regular y verificar que los proyectos de vivienda social cuenten con las aberturas adecuadas.

El doctor Fernando del Río Haza, profesor Emérito y Distinguido de la Casa abierta al tiempo, explicó que la calidad del aire en época de pandemia está mayormente afectada por los aerosoles exhalados por personas enfermas, que al estornudar expulsan gotas muy pequeñas que se quedan suspendidas en el ambiente y pueden ser potencialmente infecciosas.

“Estas microgotículas son las que constituyen un aerosol, y los aerosoles infectados suspendidos son la vía de transmisión aérea del coronavirus, porque son muy pequeños y están sujetos a microfluctuaciones de la densidad y a microturbulencias del aire”, dijo durante la sesión del Foro virtual Visión multidisciplinaria UAM de los distintos escenarios pospandemia.

De ahí el peligro de este tipo de enfermedades que se transmiten por aire –al igual que la tuberculosis y el sarampión– “debido a que el vehículo es invisible y difícilmente se toman precauciones al estornudar”.

Las gotículas tienen un rango que va desde casi la mitad del tamaño de un glóbulo rojo hasta 100 veces menor que una bacteria, por lo cual es un grave riesgo de infección porque los aerosoles duran horas suspendidos, pueden llegar a muchos metros y llenar una habitación completa.

El académico del Departamento de Física de la Unidad Iztapalapa mencionó que las gotículas tienen un rango que va desde casi la mitad del tamaño de un glóbulo rojo hasta 100 veces menor que una bacteria, por lo cual es un grave riesgo de infección porque los aerosoles duran horas suspendidos, pueden llegar a muchos metros y llenar una habitación completa.

Esta situación exige refrescar los interiores, evitar reuniones con muchas personas y, en su caso, usar tapabocas. Cuando hay aire acondicionado, es sustancial que éste cuente con filtros de alta eficiencia para que se limpie el aire, mientras que en el transporte público, es preciso que se abran las ventanas.

El doctor Manuel Rodríguez Viqueira, coordinador general de Asesores del rector general de la UAM, doctor Eduardo Peñalosa Castro, enfatizó que “la tendencia es construir edificios envueltos en vidrio y sin posibilidad de ventilación natural, en los que prevalece el uso de aire acondicionado, que no son garantía de una buena calidad del ambiente”.

El doctor Fausto Rodríguez Manzo, investigador del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización de la Unidad Azcapotzalco, afirmó que ante la apertura gradual de la actividad económica, social y cultural en las ciudades es necesario brindar espacios que prevean una calidad ambiental que contribuya a la protección de las personas.

En la creación de vivienda en México es importante el trabajo legislativo para fomentar la realización de estudios serios de ventilación que formen parte de las normas y reglamentos –en especial de construcción de vivienda de interés social– que puedan ser vigilados por instancias independientes.

El doctor Amador Terán Gilmore, investigador del Departamento de Materiales de la Unidad Azcapotzalco, refirió que desde hace unos años ingenieros estructurales mexicanos incorporaron la práctica de sismorresistencia segura –en la cual la aportación de la UAM fue fundamental–, basada en la resiliencia, que está causando entusiasmo en el medio.

En un escenario pospandemia, “la resiliencia –desde el ámbito de la ingeniería estructural– es la herramienta que permite la transición hacia un país mejor y se logrará sólo a través de una planeación integral a largo plazo”.

La estructura resiliente es poco propensa a dañarse durante sismos intensos y es fácilmente reparable, de tal manera que pueda ocuparse y ponerse en operación en el tiempo más corto posible tras ocurrir un temblor, concluyó.