El pasado 29 de octubre, el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer la decisión que se tomó a partir del ejercicio de votación que se tuvo en toda la República respecto a si se debería continuar o no con la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) en el Lago de Texcoco.

El resultado, según informaron la noche del 28 de octubre el vocero del presidente, Jesús Ramírez Cuevas, y Enrique Calderón Alzati, fue que más de 60 % de los votantes optaron por la reubicación de este megaproyecto a la zona militar de Santa Lucía; por lo que el próximo presidente de México informó que se suspendería la construcción del NAICM y se reactivaría el Aeropuerto de Toluca, además de que se ampliaría un par de pistas en la zona militar, ubicada en Zumpango, Hidalgo.

Tras esta determinación, Elena Burns, coordinadora de Planeación para el Centro de Sustentabilidad de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), e integrante de la Coordinadora Nacional Agua Para Todos, Agua Para la Vida, aseguró que fue la mejor decisión que se pudo haber tomado en términos de hidrología, pues la importancia de la conservación del Vaso Regulador de Texcoco es vital para la salud del Valle de México.

“El lago de Texcoco es un espacio que se hunde 35 centímetros al año, es un espacio lacustre en el que drenan las aguas tanto del oriente como del poniente y del sur. Es una zona hidrológica ambiental por vocación, a la que ya en la décadas de 1960 el ingeniero Nabor Carrillo le había visto grandes posibilidades como vaso regulador de la Cuenca de México”, aseguró.

En entrevista para Especificar, la coordinadora de Planeación subrayó que en la Cuenca de México no hay espacio para un megaproyecto urbanístico más, sobre todo si se piensa que hay problemas anteriores que requieren su resolución: “El Túnel Emisor Oriente es la primera obra que tiene que ver indirectamente con el Nuevo Aeropuerto;  se comenzó a construir en 2007, con un presupuesto de 3 mil millones de pesos; es un proyecto que no tuvo revisión pública, ni licitación, y que sin haberse terminado, se ha extendido a un costo de 50 mil millones de pesos”.

Reconoció que si bien el siglo pasado había sido para México un periodo de bonanza en lo que se refirió a tecnologías y estrategias que permitieron traer agua desde zonas cada vez más alejadas, en la actualidad es imposible replicarlas. Ejemplificó que si antes extraían pozos de agua ubicados a 100 mil metros, ahora se piensa en pozos que estén ubicados hasta a 2 mil metros de profundidad: “algo irrealista”, sentenció.

“Hay que recordar que la zona del Valle de México es un altiplano al que llega lluvia; entonces en la medida en que vas urbanizando puedes profundizar los lagos, adaptarlos para su saneamiento y potabilización y hacerla un recurso natural; en lugar de pensar que habría que entubarla, como se está haciendo en el caso del Emisor Oriente, donde se quiere drenar el agua través de túneles que están en roca sólida”, explicó.

Asimismo, ahondo en que “no sólo se trata ahora de atender a Texcoco, sino de resolver todo el problema de inundaciones y de falta de fuentes sustentables para el agua, lo cual se podría resolver con una fracción de presupuesto de lo que se le estaba asignando al NAICM”. En este sentido, la integrante de Agua Para Todos recordó cómo, antes del Aeropuerto, el gobierno destinaba 14 mil millones de pesos para obras de agua potable y saneamiento en todo el país, mientras que en 2017 lo redujo a tan sólo 3 mil millones, a fin de destinar 3.1 mil millones a las obras hidráulicas del Aeropuerto y 5 mil millones al Emisor Oriente.

No sólo se trata ahora de atender a Texcoco, sino de resolver todo el problema de inundaciones y de falta de fuentes sustentables para el agua, lo cual se podría resolver con una fracción de presupuesto de lo que se le estaba asignando al NAICM”

Sobre el escepticismo que sigue generando en algunos sectores sociales o académicos la resolución de suspender la construcción del NAICM, la coordinadora de Planeación para el Centro de Sustentabilidad de la UAM los invitó a reflexionar sobre los derechos humanos y sobre lo que ellos determinan. En este sentido, puso sobre la balanza la necesidad de un Aeropuerto con la de brindar agua de calidad para todos: “Tan sólo en el Valle de México hay 3 millones de personas que no tienen acceso al agua más que unas horas a la semana. Bajo esta perspectiva: brindar acceso al agua es un derecho universal, un aeropuerto no”.

Elena Burns destacó la labor que la coordinadora Agua Para Todos, Agua para la Vida, desea hacer con el gobierno entrante, y que incluye evaluar la próxima Ley General de Aguas y hacer valer la noción de esta reforma, que se basa en el derecho humano al agua. Asimismo, destacó que la Coordinadora está en comunicación constante con el equipo de transición de la nueva gubernatura, así como con las Cámaras correspondientes para evaluar en todo momento que sea la Ley que la ciudadanía necesita.