Desde su fundación, AMERIC ha cautivado a quienes representan el músculo de la industria, bien sea en el sector eléctrico, HVACR, de instalaciones especiales o hidráulico. En este último, el ingeniero Pedro Gutiérrez, quien encabeza la división, observa una asociación con gran dinamismo
Uno de de los primeros puntos que destaca el ingeniero Pedro José Gutiérrez Méndez, vicepresidente de la División de Hidráulica en AMERIC, es que por más que vivamos en la Era Digital, la producción de vapor siempre será fundamental para la productividad del mundo. Baste mencionar que 90 % de la energía de la Tierra se obtiene gracias al vapor.
«El vapor es el agente catalizador productivo de la Tierra. La Revolución Industrial comenzó con el vapor. De hecho, el nombre que se le da a la unidad de potencia es el watt, derivado de James Watt, quien creó la primera bomba basándose en el vapor. Esto lo hizo debido a que en Europa comenzaron a perforar la tierra para extraer el carbón mineral, y se encontraron con que las minas se llenaban de agua por las filtraciones naturales. De ahí, Watt mejoró la primer bomba hidráulica para poder extraer toda el agua que se filtraba», extiende.
Para acentuar esta relevancia, menciona el caso de Estados Unidos, que consume 19 % de la energía mundial, y cuenta con 279 plantas nucleares oficiales, además de las privadas. «¿Y qué tiene un reactor nuclear? -reflexiona- Una caldera con vapor. Es la única forma en que pueden operar. Tienen una turbina, el vapor se produce en la caldera, la caldera mueve la turbina y la turbina mueve el vapor».
En México ocurre algo similar con las centrales de ciclo combinado. «México tiene cerca de 36 plantas de este tipo, que operan con una turbina a gas, que genera calor; el calor entra a la zona de una caldera; la caldera se calienta con ese calor residual hasta alcanzar cierta presión y temperatura, y en la segunda zona de expansión se mueve igualmente con ese vapor», describe. «El vapor es glorioso».
En el sector hidráulico, la historia de Clayton México cumplió este año seis décadas. En Estados Unidos su presencia data de 1930. Como una especie de pequeña memoria de lo que significa Clayton en el sector de calentamiento de agua y producción de vapor, Gutiérrez asegura que bien se podría considerar una empresa pionera, sobre todo en el tema de calderas horizontales.
“Alrededor de la década de 1910, antes de la Primera Guerra Mundial, cuando se comienzan a normalizar todos los materiales, inicia la necesidad de las máquinas de vapor. Nuestro fundador, William Clayton, ve necesario crear un sistema para generar vapor que no signifique altos costos, que promueva el ahorro de combustible, que sea más compacto y, obviamente, que minimice el riesgo de explosión por sobrecalentamiento que tenían las tecnologías del siglo XIX. Es así como Clayton ve que en lugar de tener un depósito de agua, es más conveniente crear un sistema que opere como un calentador de paso, en donde el agua pase a través de un circuito, a fin de absorber grandes cantidades de energía”, relata.
En este breve recuento de hitos en la historia de la compañía, hace hincapié en la década de 1950, periodo en el que la población se disparó prácticamente al triple y los costos de los combustibles también aumentaron. Los empresarios notaron que cada vez era más caro producir. Fue entonces que las calderas se convirtieron en un parteaguas para la industria. Y aunque observa que “México se subió a este tren muy tarde”, después del Porfiriato, gracias a los industriales ha crecido a pasos agigantados.
En la actualidad, Clayton tiene presencia en diversos sectores. En el farmacéutico (“este sector tiene cámaras en las que se aísla el medicamento y una de las necesidades para equilibrar la temperatura y la humedad es que se les inyecte vapor o agua caliente a través de las UMA”); en el hotelero, sitios que no se conciben sin agua caliente: “En los principales hoteles de México están instaladas nuestras máquinas»; en el militar: “El 34 % de las instalaciones militares nacionales tienen calderas Clayton”; en los centros penitenciarios: “95 % de los centros penitenciarios nacionales tienen calderas Clayton”. Uno de los convenios más exitosos lo tienen con la multinacional de bienes de consumo Procter & Gamble: «Toda fábrica P&G del mundo cuenta con una solución Clayton».
Tan dinámica como el vapor
Hace dos años, Pedro Gutiérrez tomó la Vicepresidencia de la división de Hidráulica de la Asociación Mexicana de Empresas del Ramo de Instalaciones para la Construcción (AMERIC). A su juicio, esta relación se dio de manera casi natural, considerando que AMERIC se ha convertido en el punto de convergencia entre quienes producen materiales o productos y quienes se ocupan de su instalación, reparación o mantenimiento. “Las empresas asociadas que comenzaron como contratistas individuales se han convertido en superempresas». Desde su fundación en 1973, AMERIC ha cautivado a quienes representan el músculo de la industria, bien sea en el sector eléctrico, del HVACR, el hidráulico o el de instalaciones especiales.
Yo veo una AMERIC muy dinámica, una asociación que le ha dado al clavo, porque sabía muy bien que era un sector que se tenía que controlar, que gobernar, que conciliar y que, obviamente, se tenía que tecnificar y profesionalizar. Esa es una de las labores que hace efectivamente la asociación»
Pedro Gutiérrez, vicepresidente de Hidráulica en AMERIC
«Yo veo una AMERIC muy dinámica, una asociación que le ha dado al clavo, porque sabía muy bien que era un sector que se tenía que controlar, que gobernar, que conciliar y que, obviamente, se tenía que tecnificar y profesionalizar. Esa es una de las labores que hace efectivamente la asociación», destaca el representante de Clayton.
No hay que olvidar que México, dice, de acuerdo con su PIB, es la economía número 15 del planeta, aunque por paridad de poder adquisitivo es la número 11. Eso significa que la clase media nacional es muy grande y sigue expandiéndose. En consecuencia, la demanda de productos y servicios que existe en el país es enorme y seguirá creciendo. De ahí que la AMERIC desee que la demanda de profesionalización del técnico en cualquiera de las ramas de la industria sea proporcional a la expectativa de crecimiento para estar a la altura de las necesidades.
No obstante, en el hidráulico se vive prácticamente la misma situación que en otros sectores: el técnico y el instalador carecen de conocimiento suficiente para desempeñarse con un nivel alto de servicio. Gutiérrez equipara el caso con el de los instaladores de aire acondicionado, donde 70 % de lo que se consume se debe a pequeños y micro empresarios, que de ser instaladores se convirtieron en contratistas y luego en grandes empresarios.
«Es tal la necesidad que tiene la industria en este sentido, que la Asociación se dio cuenta de ello y se ha dedicado a proporcionarles las herramientas para profesionalizarse. Hoy en día mucha gente vive del aire acondicionado y ni siquiera es técnico. Lo que se está haciendo en la Asociación es dar esa profesionalización para generar la figura de un técnico que realmente sabe lo que está haciendo, que conoce la normatividad, cómo se acota un proyecto de principio a fin», celebra.
En este sentido, el vicepresidente de AMERIC agrega que estos esfuerzos son solamente el reflejo de la demanda real. Y asegura que la Asociación ha mostrado una preocupación constante por dotar de herramientas que den certeza al instalador y le permitan dar un valor agregado a su labor.
«Nosotros mismos en Clayton tenemos un grupo de técnicos. Somos una empresa enorme, pero nos hemos encontrado con casos en que hay una caldera en la cima de una montaña que necesita servicio o reparación, y nosotros no estamos disponibles. Entonces, hay un técnico cercano que levanta la mano y se encarga del trabajo. Ese tipo de situaciones a nosotros, lejos de incomodarnos, nos retroalimenta y nos ayuda, porque permite que esa máquina que nosotros fabricamos siga funcionando».
El problema de la profesionalización deviene en otra interrogante: ¿a quién le corresponde resolverlo: al gobierno o al industrial? Más allá de la duda, la realidad es que el instalador vive en una suerte de olvido que la educación debe resarcir.
La educación es todo para un país. Muchas veces, la gente que no tuvo oportunidad de ir a la preparatoria ni de pensar en ir a la universidad comenzó a trabajar en este tipo de labores. Si el gobierno no pudo brindarle las oportunidades de tener una educación, la industria se dio cuenta de la necesidad y tomó las riendas del asunto. La industria necesita muchas manos para seguir adelante. Los técnicos son imprescindibles»
Pedro Gutiérrez, representante de Clayton México
«La educación es todo para un país», asegura Pedro Gutiérrez. «Muchas veces, la gente que no tuvo oportunidad de ir a la preparatoria ni de pensar en ir a la universidad comenzó a trabajar en este tipo de labores. Si el gobierno no pudo brindarle las oportunidades de tener una educación, la industria se dio cuenta de la necesidad y tomó las riendas del asunto. La industria necesita muchas manos para seguir adelante. Los técnicos son imprescindibles».
Advierte que de no poner atención al tema, México podría enfrentar una situación similar a lo que vive actualmente Estados Unidos, donde los instaladores comienzan a escasear y el grueso de la población en edad productiva no ve como alternativa estas labores. «Es interesantísimo: un estudiante en Estados Unidos, sea de nivel preparatoria o universidad, en su vida se va a emplear como técnico. Mucha gente, en vez de ponerse a estudiar, prefiere ponerse a hacer ejercicio, grabarse y vender sus selfies, pero desgraciadamente esto abona a la falta de mano de obra que viven actualmente las industrias en muchas partes del planeta».
La gente, señala, está mostrando un total desinterés por este tipo de asuntos, lo cual para países como México, que buscan la industrialización y están ávidos de seguir conquistando otros sectores, es impensable. «No puede dejar de profesionalizarse a las personas que permiten seguir este rumbo. Es imprescindible. Tenemos técnicos que viajan a otras partes y muy pocos saben inglés. Hoy, en México, hay gente que viene de otras partes del mundo para controlar sus industrias y que se ven obligados a aprender español. ¿Qué quiero decir con esto? Que la educación lo es todo para una industria y para un país».