Por Darío Ibargüengoitia
Podemos suponer que para todos es evidente el fenómeno del cambio climático en nuestro planeta. Hemos visto cómo cambian las condiciones climáticas en cada rincón de la tierra, desde deshielo en los polos, incrementos de niveles del mar, huracanes y sifones más violentos, sequías más prolongadas y tormentas invernales cada vez más intensas.
De acuerdo con los datos de Naciones Unidas, las edificaciones son las responsables de cerca del 40% de las emisiones de bióxido de carbono a la atmósfera y, con base en los datos de la Agencia Internacional de Energía, la industria de la edificación consume el 33.6% de la energía producida en nuestro planeta, tanto en la operación de los edificios como durante su construcción.
Por estas razones es que tenemos una gran oportunidad de contribuir a la descarbonización de nuestro planeta, dentro del entorno construido y de la industria de la edificación, para que el incremento de temperatura en los próximos años no rebase los límites que nos llevarían a un futuro incierto para nosotros y las siguientes generaciones.
Dentro de los edificios, los sistemas de Climatización y Ventilación, llamados HVAC (del inglés Heating, Ventilation, and Air Conditioning), son los consumidores de entre 40 y 60% en promedio de la energía eléctrica, con el fin de dar confort a los ocupantes, en cuanto a la temperatura y la humedad del aire, así como a la calidad del aire dentro de las edificaciones.
En definitiva, para poder hacer más eficientes los edificios, se debe de tomar en cuenta el punto de vista holístico del edificio y todos sus sistemas, no sólo del HVAC, ya que, para que éste sea eficiente, la envolvente del edificio deberá de serlo; es decir, el diseño de la fachada, elementos vidriados y la azotea deberán de, al menos, considerar los parámetros que se establecen en la NOM-008-ENER-2001.
Una vez que logramos que los sistemas de HVAC sean diseñados eficientemente, dependiendo de esa envolvente, el siguiente factor fundamental son los horarios de operación y sus secuencias de encendido y apagado, para que puedan llevarse a cabo de manera automatizada y así lograr una mayor eficiencia.
La pregunta de mucha gente es ¿cuál es el mejor sistema de HVAC? La respuesta siempre será el clásico “depende”, ya que no hay un equipo o sistema que sea el mejor para cualquier edificio. Lo que sí es muy importante es que los equipos que se seleccionen, así como los sistemas de distribución del aire y la ventilación, se adapten a cada espacio, a los horarios de operación y las características de las personas que utilizarán el edificio, así como las actividades a realizar en él.
Definitivamente, el futuro de toda la industria de la edificación deberá estar enfocado en la descarbonización, es decir, en la reducción de la huella de carbono de cada edificio, reduciendo al mínimo sus consumos de energía, así como el uso de materiales adecuados y diferentes estrategias de optimización y ahorro. No obstante, el sector de HVAC juega un rol fundamental, ya que, además de proveer de confort y buena calidad del aire al interior, se deberá de buscar la eficiencia energética como prioridad.
Hay dos temas fundamentales en los equipos de HVAC. El primero, no por orden jerárquico, es la eficiencia de los equipos. La tecnología ya se tiene en los fabricantes para lograr hacer más con menos, es decir, lograr dar el confort con menos consumo de energía en cada una de las tecnologías. Se podría decir que esto significa un aumento en la inversión inicial, pero es un hecho que se reducen los consumos de energía mes con mes, logrando reducir la emisión de CO2 equivalente a la atmósfera y, desde luego, el pago de energía, lo que significa que el ahorro representa una tasa de retorno muy atractiva a los operadores o dueños de los edificios.
La segunda sería el tipo de sustancia que utilizan los equipos para realizar su trabajo: el refrigerante. De acuerdo con los compromisos de la Enmienda de Kigali, hay que tener una reducción significativa de los hidrofluorocarbonos (HFC) para 2029 en México, por lo que será importante verificar que los equipos que estemos adquiriendo, en definitiva ya no utilicen el refrigerante R-22, pero que también ya optemos por refrigerantes menos dañinos, y dejemos de comprar equipos con R-410A y optemos por las sustancias como los HFO o los refrigerantes naturales en nuestros equipos.
Como conclusión, creo que es responsabilidad de todos el poder reducir los impactos al medio ambiente, sobre todo en lo que se refiere a los equipos HVAC, partiendo de ver a los edificios de manera holística y reducir los consumos de energía, así como elegir equipos con refrigerantes que reduzcan el daño por el calentamiento global.
Darío Ibargüengoitia
M. en I. Darío Ibargüengoitia González es LEED Fellow y BCxP por la ASHRAE. Actualmente, es Director General en Ambiente Regenerativo Integral.
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