En 2017 se cumplen 75 años de que dieran inicio las obras de lo que hoy se conoce como el Cárcamo de Dolores, ubicado en la 2da Sección del Bosque de Chapultepec. Inaugurado en 1951, su objetivo inicial de captar el agua del Lerma mediante la acción de la gravedad para el abastecimiento subsecuente a la capital del país, fue modificada en la década de 1990 para evitar mayor deterioro del mural El agua, origen de la vida, concebido por Diego Rivera, obra subacuática que hoy preside la sala principal del Museo Jardín del Agua.

El mural de Rivera atraviesa un túnel que conduce a un gran tanque en el centro del edificio, por donde «entraban» simbólicamente las aguas provenientes del Sistema Lerma hacia los tanques de almacenamiento que funcionan como respiraderos. Éstos, al igual que la Cámara Baja, fueron construidos a principios del siglo XX a un costado del edificio para aprovechar el efecto gravitatorio de la altura del emplazamiento en la distribución del líquido hacia la capital. En la década de 1960, el arquitecto Leónides Guadarrama decoraría los tanques de almacenamiento, añadiendo fuentes en forma de serpiente en la circunferencia del cárcamo.

La obra hidráulica original fue desarrollada por el ingeniero Eduardo Molina e implicó también la construcción del túnel Atarasquillo-Dos Ríos, una estructura de 2.5 metros de diámetro que atravesó la Sierra de las Cruces hacia el Valle de México.

La obra hidráulica original (parte del Sistema Cutzamala de almacenamiento, conducción, potabilización y distribución de agua dulce para la Ciudad de México y el Estado de México) fue desarrollada por el ingeniero Eduardo Molina e implicó también la construcción del túnel Atarasquillo-Dos Ríos, una estructura de 2.5 metros de diámetro que atravesó la Sierra de las Cruces hacia el Valle de México. El sistema culminaba en la actual zona de Chapultepec.

La figura del actual museo fue concebida por el arquitecto Ricardo Rivas. En conjunto con las obras de Rivera y Molina, buscó integrar el arte público a un edificio funcional y crear un concepto integral basado en el uso del agua en la cultura mexicana, con referencias al arte de las culturas prehispánicas, y la celebración del esfuerzo tecnológico.