Por Ángel Martínez / Imágenes cortesía Helvex

¿Fue en un supermercado?, ¿fue en ese cine? Pude haber estado en la Universidad. En la primaria no. Era aterrador ir al baño en la primaria. En la secundaria también. Más recientemente, la recuerdo en la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Y recuerdo bien al señor al lado mío accionando la llave en el Centro de Exposiciones. 20 segundos en promedio, como aseguraría María Eugenia Salas en nuestra charla. 

¿Habrán dicho “Eureka”? María Eugenia Salas comenta que no hay ingenieros sin ingenio, mejor dicho, que cuando adaptaron el mecanismo para su llave economizadora primó lo segundo. Me cuenta también que la inspiración vino de los bebederos del ganado, de ver cómo los animales se acercaban a la pila del agua, empujaban una especie de pequeña compuerta que les brindaba el líquido necesario, y una vez que el ganado se alejaba, el agua dejaba de correr. 

La icónica llave economizadora TV-105 fue producto de adaptar una necesidad advertida hace 50 años al mercado mexicano, el ahorro de agua con un funcionamiento exacto de demanda

“Qué maravilla de inventiva, trasladar este mecanismo, adaptándolo al uso del lavado de manos. En 1971, empiezan a desarrollar el cuerpo de la llave ya con este dispositivo, que se maneja con un resorte. En teoría parecería algo muy sencillo pero el hacerlo de manera eficiente y que se pueda instalar en cualquier baño ha sido parte de su éxito. Derivado de ello, la llave Economizadora TV-105 tuvo muchísima aceptación en el mercado, y en 1973 generamos la primera patente del producto”, recuerda. 

Desde aquellos años, Helvex estima haber vendido alrededor de 3 millones de unidades en el continente americano, situándola entre los productos con más demanda de la nacional (y cualquiera que haya tenido oportunidad de escuchar al director General de Helvex, Jorge Barbará Morfín, sabe que forma parte de sus casos de éxito). Pero más importante aún son los ahorros que ha logrado hasta el momento, los cuales se podrían estimar en 300 mil metros cúbicos de agua, lo que a su vez se traduciría en varios meses de abasto del Sistema Cutzamala, para el caso de la Ciudad de México. 

“La inspiración, la manufactura y también validar esa primera hipótesis fueron trascendentales, para, en esencia, tener un dispositivo que activara el agua solamente cuando fuera necesario, no antes y no después, y que se pudiera manejar de manera mecánica. Con el alcance de poder instalarse en lugares de alto tráfico, independientemente del tipo de presión que tuvieras, con trabajos rudos, de miles de activaciones. Que fuera lo suficientemente resistente. Ese fue el gran éxito y lo sigue siendo”, celebra la Gerente de Investigación y Desarrollo de Nuevos Productos.

Pudo haber sido en una sala de teatro. En la preparatoria íbamos mucho a funciones de teatro. Antes o después de cada función, solíamos ir al baño, a veces por verdadera necesidad, a veces sólo para seguir al grueso del grupo. Junto a los comentarios sobre la experiencia de la obra, la mayoría de las veces negativos, venía ese movimiento casi natural. Levantabas un poco y el agua salía fugaz; movías un poco a la derecha y el agua llegaba con esa misma rigidez. En cualquier caso la sensación siempre era la misma: un breve golpe de agua preciso, que algunos prolongaban sólo por juego.

“¿Qué mejoras hemos hecho? –reflexiona María Eugenia–. La instalación y el producto en esencia son lo mismo; ahora el diseño es mucho más vanguardista. Ahora la puedes instalar a pared o a piso. Cuando llegó la primera pandemia, la de la Influenza AH1N1, en 2009, agregamos un recubrimiento antibacterial que se sigue manteniendo, y que sirvió para esta segunda pandemia por Covid-19”.


A la patente registrada con el número 149090 en el archivo electrónico del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial se le describe como un producto de “mejoras en accesorio reductor de gastos en líquidos con cierre automático para llaves de lavabo y similares”, pero la Gerente de Investigación y Desarrollo de Nuevos Productos en Helvex prefiere definirla como “un facilitador en esta convivencia del día a día. Un producto que siempre cumple con su función y por eso mismo pasa desapercibido”. 

María Eugenia Salas reafirma: “Te aseguro que toda la población en México ha utilizado por lo menos una vez este producto, de manera intuitiva. Es un elemento que no necesita un instructivo, no necesita algún condicionamiento especial par poderlo colocar. Es un producto que genera un ahorro natural de 70 % en comparación con una llave tradicional. Algo importante, además, es que reafirma que la inspiración puede venir de algún lugar que nada tiene que ver para tener un producto super ahorrador”. 

¿Y si fue en algún viaje familiar?