Desde 2010, la llegada al municipio de Pesquería, Nuevo León, de plantas de manufactura siderúrgica ha provocado que la cabecera municipal, cuya población hasta entonces era menor a 5 mil 500 personas, hoy sea un atractivo polo industrial.
En tal municipio se desarrolló a finales del año pasado la Central Eléctrica Pesquería, una planta de ciclo combinado que generará cerca de 900 MW, suficientes para dotar de energía a las plantas industriales de Ternium, Tecpetrol y Tenaris Tamsa, parte del Grupo Techint, las cuales producen acero nacional. En esta planta, GE contribuyó con turbinas y otros equipos de conexión; sin embargo, uno de los mayores aportes está en el sistema de tratamiento de agua.
Como toda planta de ciclo combinado, ésta requiere una buena cantidad de agua de alta pureza para alimentar con vapor la turbina de generación eléctrica que conforma el ciclo combinado. “Debido a la poca disponibilidad de agua en la localidad, el proyecto se aprobó con agua residual de la municipalidad como única fuente de agua”, explica Carla Casanova, líder de ventas de GE Power para México, Venezuela, Colombia y Centroamérica.
Como bien se sabe, gran parte de la región norte del país padece estrés hídrico, pues el nivel de recarga del acuífero no se recupera al mismo ritmo de la extracción. Por tanto, la Central Eléctrica Pesquería optó por comprar aguas grises de la ciudad, cuya turbiedad y contenido biológico requieren un tratamiento con un alto grado de complejidad. “En México, cada vez es más difícil obtener agua limpia y la que se consigue necesita tratamiento, por eso las regulaciones se están haciendo más estrictas”, agrega.
Pero potabilizarlas con el fin de volverlas aptas para el ciclo combinado fue sólo el primero de los retos. El segundo desafío es anular la descarga de aguas residuales de la planta en drenajes naturales. Es así que se diseñó un proceso eficiente de tratamiento de aguas de varias etapas, que incluye membranas de ultrafiltración de tecnología GE, ósmosis inversa y electrodiálisis. “Esto nos permite pasar de un agua sucia a una desmineralizada ultra pura que es la que requieren las turbinas”, señala Casanova.
Más tarde, el agua de rechazo se concentra y pasa por la tecnología “cero descargas líquidas” (ZLD, por sus siglas en inglés), cuya función es producir un desecho sólido inocuo para el medio ambiente, en vez de aguas residuales.
“En el sitio no se contaba con los recursos básicos como agua, drenaje e infraestructura necesarios para dar vida a la industria, y esta tecnología lo hizo viable”, dice Carlos Chávez gerente de ventas para México.
Con esta instalación (que brinda hasta 1 mil 400 metros cúbicos de agua purificada por hora), la planta cubre el ciento por ciento de su demanda y se convierte en la primera planta en su tipo en México y América Latina capaz de enfrentar la escasez de agua limpia.