Ramón Aguirre, actual presidente de la SMAES, considera que arquitectos e ingenieros tienen grandes posibilidades de optimizar el uso de energía y agua en los espacios de salud, sin recurrir a grandes inversiones o depender de ellas
Por Ángel Martínez y Christopher García / Imagen: cortesía Bioconstrucción y Energía alternativa
Con 33 años desde su fundación, la Sociedad Mexicana de Arquitectos Especializados en Salud (SMAES) promueve la especialidad en la salud con un sólo afán: “mejorar la operación de la infraestructura para la atención de la salud y el bienestar, así como propiciar, con perspectiva de género, su éxito profesional, superación continua, académica, económica y social, en beneficio propio y de la sociedad en general”.
En una de sus reuniones semanales tuvimos oportunidad de conocer y platicar con su actual presidente, arquitecto Ramón Aguirre Olvera, sobre un par de temas que, aunque permanentes, reclaman mayor atención en la realidad actual de los espacios para el cuidado de la salud: el uso de energía y el aprovechamiento del agua.
A continuación, compartimos las observaciones que nos brindó el arquitecto Aguirre, cuya trayectoria profesional comprende más de tres décadas (1980-2011) como coordinador Normativo de Equipamiento Médico y coordinador de Proyectos Especiales en el IMSS, hecho que le permitió liderar la modernización de servicios médicos a nivel nacional, además de contar con una amplia trayectoria como asesor y conferencista sobre edificios destinados a la salud, en instituciones como el IPN, la UNAM, la Secretaría de Salud y el CAM-SAM.
Especificar (E): ¿Qué tanto podemos hablar de eficiencia energética en el sector salud?
Ramón Aguirre (RA): Se trata de un recurso vital para el buen funcionamiento del hospital; sin embargo, todo parte del reconocimiento de actividades. Una vez realizado este mapeo, se pueden implementar acciones de bajo costo; desde el control por medio de sensores para el apagado/encendido de luz en áreas no críticas (o determinar rutinas de apagado de luminarias en áreas administrativas), hasta las que requieren inversión, como el reemplazo de equipos por otros más modernos, de mayor eficiencia y menor consumo.
Se trata de un reto, pero es viable desde muchos aspectos. Incluso, buscando la compra de energía proveniente de fuentes limpias y ejecutando los mantenimientos correspondientes a los equipos, se pueden lograr eficiencias paulatinas. En la medida en que se pueda implementar una cultura del cuidado del recurso en cada institución, podemos hablar de ahorros y eficiencia. No siempre depende del recurso económico, es un tema de iniciativa y sensibilización.
E: ¿Puede hablarse de sustentabilidad en un hospital?, ¿hasta qué grado?
RA: Sí, claro. Lo más importante es que los líderes de los hospitales consideren dentro de su planeación estratégica el incluir acciones ambientales. Hay mucha información y muchas alternativas de implementación, así como asociaciones no gubernamentales como “Salud sin Daño”, que trabajan a nivel internacional orientando y difundiendo iniciativas para transformar el sector salud y hacerlo más sustentable.
¿Hasta qué grado? Hasta el grado de compromiso que se pueda asumir. Es un trabajo arduo y de iniciativa. Además, se requiere de cierta madurez en la institución, pero en la medida en que se incluya a todos los que colaboran y a la cadena productiva, seguramente se pueden lograr mejores resultados y menores impactos.
En la medida en que se pueda implementar una cultura del cuidado del recurso en cada institución, podemos hablar de ahorros y eficiencia; no siempre depende del recurso económico, es un tema de iniciativa y sensibilización”
Ramón Aguirre Olvera, Presidente de la Sociedad Mexicana de Arquitectos Especiados en Salud A.C. (SMAES) periodo 2023-2025
E: ¿Cuánto puede mejorarse la eficiencia energética de un hospital existente?
RA: Depende de varios factores: desde la infraestructura con la que se cuente, hasta las necesidades de funcionamiento y el volumen de ocupación. Sin embargo, todo debe de partir de la identificación del consumo de recursos, para posteriormente evaluar alternativas de eficiencia.
Una institución madura y con una planeación estratégica, no sólo puede lograr eficiencia energética, sino también mejores procesos y menores gastos.
Lo más importante es asegurar el funcionamiento de sistemas vitales e identificar aquello que le significa mayor gasto. Aunque en lo general, sus actividades son similares, no son las mismas necesidades de un hospital en la playa que un hospital de la ciudad, se deben considerar otros factores en la toma de decisiones.
E: Respecto a la eficiencia del agua, ¿es posible hablar de ella en un hospital?
RA: La eficiencia hídrica es un tema importante sobre el que, como arquitectos especialistas en salud, tenemos un compromiso social significativo, debido a nuestra capacidad para influir directamente en el buen uso de los recursos.
Debido a sus particularidades organizativas, el tipo de servicios que se prestan y que la población acude a ellos de forma masiva, los hospitales son grandes consumidores de agua.
Nuestra especialidad es un género de la arquitectura con características propias, que exige la adopción de criterios y medidas específicas en cuanto al uso racional y eficiente del agua, ya que su operatividad exige el uso constante del recurso las 24 horas del día, los siete días de la semana. Grandes cantidades de agua se usan para garantizar que se lleven a cabo las diferentes actividades esenciales que se realizan dentro de sus instalaciones.
Por lo tanto, sí es posible la eficiencia hídrica en un hospital y es importante abordar el tema para garantizar el funcionamiento sostenible de estos edificios.
E: ¿Qué sistemas permiten implementar estrategias de ahorro de agua?
RA: Hay varios sistemas que lo permiten, desde equipos sanitarios de alta eficiencia, como inodoros de doble descarga, que ofrecen la opción de reducir el volumen de 6 a 3 lpd, como grifos y duchas de bajo flujo, que reducen hasta 30% el consumo en comparación con accesorios estándar.
También, se pueden implementar sistemas de reutilización de aguas grises para la descarga de inodoros y urinarios, el riego o la limpieza y mantenimiento de áreas no críticas, como pisos y patios donde el contacto con los pacientes esmínimo. Su implementación es relativamente simple, sólo se requiere un proceso de filtración y tratamiento para desinfección del agua que garantice que reutilizarla es seguro. De hecho, implementar este tipo de estrategias es asequible en términos económicos.
Detrás de los sistemas de ahorro de agua hay un gran potencial de rentabilidad económica y de impacto en el medioambiente. Un sistema de reutilización de aguas grises ayuda a reducir la demanda de agua potable y, al mismo tiempo, mitiga la contaminación ambiental, con ahorros estimados entre 30 a 45%.
Se conoce que la demanda media de agua en un hospital alcanza los 900 litros x cama x día; un ahorro de 30% en el consumo de agua puede significar entre 8 mil y 9 mil litros por cama en un mes; esto es aproximadamente un tercio del consumo promedio mensual de una familia de cuatro integrantes en México. Frente a la crisis hídrica que ya se observa en varias regiones del país, el ahorro del agua en los hospitales es un tema de gran relevancia.
Además, se pueden incorporar tecnologías para el seguimiento, monitoreo, medición y control eficiente del consumo. Por ejemplo, los controles inteligentes para el riego permiten la programación con base en las necesidades específicas de las áreas verdes, a partir de la medición de la humedad del suelo y las condiciones climáticas. El uso de medidores de flujo electrónicos brindan datos reales sobre el volumen de agua utilizada y permiten identificar irregularidades ante la presencia de fugas.
E: ¿Es posible implementar estas estrategias en todas las áreas del hospital?
RA: Hay áreas de los hospitales donde no se puede comprometer la disponibilidad del recurso, ya que dependen en gran medida de un suministro constante de agua limpia y segura para diversos procesos críticos. Por ejemplo, el agua que se utiliza en la atención del paciente, desde la ingesta, el baño y la limpieza de heridas; la esterilización de equipos médicos, procedimientos de diálisis, hemodinamia, pruebas de laboratorio y preparación de productos farmacéuticos, entre otros.
Debido a que la provisión de agua puede convertirse en un asunto crítico, es necesario atender a estrategias globales como WASH (Water, Sanitation and Hygiene), creada por la OMS, UNICEF y otras ONG, para responder a la urgente necesidad de abordar las deficiencias en el acceso al agua potable, instalaciones sanitarias adecuadas y prácticas de higiene fundamentales para la salud pública.
E: ¿Qué tanto difieren los hospitales públicos de los privados?
RA: La diferencia en el aprovechamiento del agua es un tema complejo, ya que hay numerosos factores que pueden generar una brecha entre ambos. Las acciones orientadas a la gestión del agua enfrentan desafíos constantes para prevenir y solucionar conflictos de abastecimiento y control.
Es probable que, en el sector público, este fenómeno se da más evidente, debido a que la mayoría de hospitales y clínicas del país pertenecen a este sector, a sus limitaciones financieras y de infraestructura, y a que la mayoría de la población acude a ellos para solucionar sus necesidades médicas.
Por otro lado, la iniciativa privada es, por sí misma, un mundo amplio y complejo, conformado por hospitales y clínicas que invierten importantes recursos económicos en su infraestructura.
Pero también están presentes otras unidades, muchas veces pequeñas, que tienen limitaciones para atender a la población y un volumen limitado de recursos económicos para atender demandas de sostenibilidad ambiental.
Para algunas de ellas, invertir en sistemas avanzados de recolección y tratamiento de agua es posible por su capacidad financiera, además de mayor autonomía para la toma de decisiones, lo que resulta en una gestión más eficiente y responsable.
En contraste, muchas veces los hospitales públicos enfrentan restricciones presupuestarias, están condicionados por las directrices generales de política pública que elabora cada institución, y su operación depende, casi en su totalidad, del suministro de agua potable de la red pública, lo que limita su capacidad para invertir en soluciones avanzadas de gestión del agua.
Aun así, varias unidades del sector público también son ejemplo del manejo integral de los recursos naturales a nivel nacional e internacional.
E: ¿Podría platicarlos algún caso de un hospital en México que esté aprovechando o buscando aprovechar al máximo el agua en sus operaciones?
RA: Un ejemplo destacado en México es la Clínica- Hospital ISSSTE Mérida, que recibió la certificación LEED for Healthcare en su versión 4. Este hospital regional fue diseñado y construido con un enfoque de alta eficiencia en el consumo de energía, agua y recursos, logrando una reducción de 34% en el consumo de agua potable interior, gracias a la instalación de equipos eficientes y de bajo consumo, y una reducción de 48% en el consumo de agua potable exterior, mediante la instalación de plantas nativas y sistemas de riego eficientes.
Este proyecto no sólo minimiza su huella ambiental, sino que mejora la calidad interior para sus ocupantes, comparado con construcciones convencionales.
El logro de esta certificación es resultado de la colaboración entre diversas entidades, incluyendo a la compañía especialista en proyectos sustentables Bioconstrucción y Energía Alternativa (BEA), la constructora GIA y el equipo gubernamental. Su trabajo conjunto posicionó a la Clínica-Hospital ISSSTE Mérida como un modelo a seguir en la construcción de espacios médicos sustentables en México.