Por Ivonn Ochoa

​Comprender cómo funcionan las cosas que habitan el mundo a partir del contexto y de los recursos alternativos implica organizar, investigar, plantear, replantear, evaluar, concluir y continuar. Todas las religiones, espiritualidades, filosofías y la propia ciencia coinciden en una consigna: si quieres involucrarte en el ejercicio de comprender el mundo, tienes que mirar más allá. 

Pero, ¿por qué comprender el mundo? Porque puedes decidir mejor qué hacer o qué no hacer; con qué y cómo. A la par, descubres nuevos intereses y gustos al buscarte la vida. La ingeniería es una de esas profesiones cuyas aportaciones han sido clave.

Cuando me titulé como Ingeniero Mecánico de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), lo decidí con este nombre dado que no era una profesión habitual para mujeres. Durante mi búsqueda de empleo enfocada en el diseño de instalaciones dentro del sector de la Construcción, comencé a postularme a diferentes puestos de trabajo. En la mayoría de ellos subrayaban que el solicitante fuera ingeniero, así que yo aplicaba. Mientras tanto, incursioné en la industria maquiladora, donde, por cierto, ser mujer no representó un problema. Más tarde estuve en la manufactura. Ahí tampoco era tema, a menos que quisiera ser del área de Mantenimiento. 

Luego de una serie de entrevistas, fui puesta a prueba en una empresa que se dedicaba al tratamiento de aguas. Estaba realmente interesada en obtener el empleo; dos ingenieros serían quienes me entrevistarían. Espere mi turno y fui llamada por el más joven; quizá él tendría un lustro más que yo. Me preguntó, intrigado, si tendría problema con viajar fuera de la ciudad, ya que el puesto lo requería, y pues, siendo mujer, quizá mi condición representaría un obstáculo: “Es que a ustedes las mujeres los padres las sobreprotegen más”. 

Entre risas, contesté: “No, ingeniero, no se preocupe. Yo vivo sola desde hace tiempo”. Él sólo se sorprendió. Lamentablemente, mi estancia en aquel lugar no duraría. Cuando el otro ingeniero llegó, no pudo negar su impresión al verme: “¿Cómo?, ¡Eres una mujer!”. En ese momento supe que no tenía nada que hacer ahí.

Como dije, desde hace tiempo he tenido el interés genuino de entender de qué va una situación o acción. Entiendo que soy parte de un rompecabezas sistemático y que existen, aún, ciertas creencias por las que nos toca atravesar por el hecho de ser mujeres en la ingeniería. No me lo tomé personal cuando aquellos ingenieros asumieron que por esta condición quizá no podría cumplir con mi rol en la empresa. No lo negaré, desde la universidad mis profesores se dieron a la tarea de explicarme que habría situaciones donde tendría que demostrar mi confianza y defenderme siendo una mujer ingeniera, siendo una profesionista de calidad.

Desde hace tiempo he tenido el interés genuino de entender de qué va una situación o acción. Entiendo que soy parte de un rompecabezas sistemático y que existen, aún, ciertas creencias por el hecho de ser mujeres en la ingeniería por las que nos toca atravesar

De acuerdo con el informe en Latinoamérica de la Royal Academy of Engineering, STEM qualifications bring higher waves but need boost to meet industry needs, “la poca representación de la mujer en las áreas científicas y tecnológicas no permite que se produzcan modelos de referencia para su incursión en estas áreas. La reducción de la brecha de género en las disciplinas de STEM (acrónimo en inglés de science, technology, engineering y mathematics), debe prever social y culturalmente a las mujeres en los países de la región, ya que sólo de esta manera cambiarán su visión hacia un futuro incluyéndose como parte del desarrollo científico y tecnológico de la zona”.

Otro fenómeno de desigualdad de género tiene que ver con la dificultad que enfrentan las mujeres para su inserción en el mercado laboral, sobre todo en aquellas áreas que aún preservan una identidad particularmente masculina, como las industrias de la Construcción o Petrolera. 

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), correspondiente al cuarto trimestre de 2019, señala que en México hay 381 mil 245 personas formadas en la ingeniería, básicamente civil, de las cuales 89.3 % son hombres y 10.7 % son mujeres. Asimismo, las mujeres que ejercen en la ciencia e investigación suelen trabajar en el sector público y en la academia. El sector privado sigue siendo dominado por los hombres. Por cada 100 hombres hay 24 mujeres.

Cuando entré a la UABC, éramos varias mujeres y hombres. Pero el camino es largo y difícil. Nos titulamos poco menos de la mitad; cinco éramos mujeres. No me quejo. La verdad, mi paso por la universidad fue muy enriquecedor. Me tocó una época en la que eran mujeres las coordinadoras de carreras como la mía. Además, los profesores solían concientizarnos sobre la responsabilidad que atribuía ser parte de un proyecto, mantenerse enfocado respecto a su complejidad técnica y económica al convertirnos en ingenieras. No es un juego: la ingeniería mecánica es una profesión de aprendizaje constante. El mejor es aquél que se supera a sí mismo y se vuelve fino en su ejecución. 

Y así es, las personas que son ingenieras mecánicas diseñan y desarrollan todo tipo de maquinaria y sus piezas. Los que se especializan en el diseño de instalaciones utilizan la tecnología de diseño asistida por computadora para sistemas o maquinaria industrial, etcétera; se encargan de la instalación adecuada de todos ellos, teniendo en cuenta los pasos idóneos para seguir correctamente la producción; tienen conocimiento de la normativa, políticas y procedimientos en cuanto a seguridad e higiene, no sólo en el ámbito laboral, sino en lo relativo a los profesionales encargados y en el ámbito medioambiental.

También, realizan las estimaciones oportunas que tienen que ver con el tiempo de realización (incluyendo el procedimiento por completo), el costo de los materiales que serán utilizados y la previsión de mano de obra. Para muchas operaciones como las que suelo hacer yo, el diseño es fundamental. Estudiamos materiales que sufran lo mínimo ante la transferencia de alta temperatura o el contacto con líquidos altamente corrosivos e inflamables.

Mi abuelo, quien arreglaba automóviles, me inspiró, me apoyó y me instruyó. Y como mencioné antes, me gusta entender cómo funciona el mundo. Bueno, me esfuerzo para conseguirlo desde mi profesión. Pese a que en aquel tiempo no conseguía empleo, no me desanimé. Me he preparado, y sigo haciéndolo puesto que la ingeniería mecánica en el ámbito del diseño de instalaciones me lo exige. 

Hoy, ocho años después, soy ingeniero de proyectos senior en Baja Design Engineering & Global Mechanical. He tenido diversas posiciones como ingeniero de proyectos mecánicos, supervisando instalaciones, especializándome en sistemas contra incendios, aire comprimido, gas natural, LP, sistemas al vacío, gases industriales y medicinales. Si bien es cierto que hay varios mitos alrededor de nosotras las mujeres ingenieras, nuestra encomienda está en mantener el profesionalismo, porque, sin importar si somos mujeres u hombres, si hay problemas en el centro de trabajo a razón de nuestro quehacer, nuestra capacidad para comunicarlo de manera clara y responsable nos obliga a resolverlo.

En México hay 381 mil 245 personas formadas en la ingeniería, básicamente civil, de las cuales 89.3 % son hombres y 10.7 % son mujeres. Asimismo, las mujeres que ejercen en la ciencia e investigación suelen trabajar en el sector público y en la academia. El sector privado sigue siendo dominado por los hombres. Por cada 100 hombres hay 24 mujeres.

Ya a este nivel en el que me encuentro, no es la presión de tus jefes lo que te mueve a llegar temprano, a cumplir en tiempo y forma, sino que es tu compromiso con el cliente, tu cliente, con el proyecto en el que ambos estamos involucrados, puesto que vendemos previsión, vendemos la posibilidad de mantener un inmueble seguro contra incendios en el que habitan personas, en el que trabajan. Ello te mantiene con la ambición y el enfoque para superarte a ti misma. 

Suelo ser enojona, visceral; detesto retrabajar, tanto en lo profesional como en lo personal; sin embargo, sé respetar mis tiempos, mis momentos y, de igual manera, sé respetar la soberanía de los otros y sé que formo parte de un esquema de procesos vinculados. El trabajo no lo desarrollo sola, sino en conjunto con otros ingenieros e ingenieras, donde todos y cada uno de los involucrados en un proyecto asumimos niveles de complejidad no siempre iguales, puesto que elegimos y continuamos formándonos en un área de alta especialización como es el diseño de sistemas de protección contra incendios, una zona de amplio crecimiento para que las mujeres hagan carrera como ingenieras.

Al final, lo urgente es ser una persona capaz de resolver, pues en este campo el género cada vez está menos supeditado a creencias sobre nuestro intelecto, nuestra templanza para tomar decisiones y asumir responsabilidades. Las ingenieras e ingenieros que queremos llegar a una ejecución más fina partimos de nuestros conocimientos, constantemente estudiamos cuando otros no lo hacen, nos especializamos, nos actualizamos y defendemos nuestro saber hacer con certificaciones; caminamos siempre con la evidencia de que el proyecto del que formamos parte funciona. Para conseguirlo echamos mano de nuestra creatividad, de nuestra técnica, porque lo que hacemos tiene una repercusión moral, económica y civil; es una extensión de lo que estamos hechas como personas.


Ivonn Ochoa Corrales

Es Ingeniero Mecánico, egresada de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Actualmente es Ingeniero de Proyectos Senior en Baja Design Engineering & Global Mechanical. Está certificada en Protección Contra Incendios por el Instituto Nacional para Certificación en Tecnologías de Ingeniería (NICET) en Sistemas a Base de Agua (Rociadores Automáticos), nivel III y Diseño de Sistemas Básicos de Rociadores Automáticos Contra Incendios (CETRACI) a través del CONOCER. En 2019 participó en el Top Tech de la National Fire Sprinklers Association (NFSA). Estuvo entre los 50 mejores participantes. El Top Tech es un concurso de especialistas en sistemas contra incendio en el que se realizan una serie de exámenes en línea. Suelen competir especialistas de Canadá, Estados Unidos y México.