Por Carlos Daniel Ayala González
A él lo conocí desde que recién me iniciaba en esta maravilla de la modernidad llamada “redes sociales”, representaba como plomero experto a una muy conocida marca dedicada a la fabricación y venta de productos para la plomería y al mismo tiempo formaba parte de la administración de uno de los grupos más grandes y conocidos en el ramo de la plomería dentro de Facebook llamado “Plomero de los Buenos”; al lado de otros grandes y emprendedores de la plomería.
Era de llamar la atención su liderazgo y la disposición que mostraba para interactuar con todos los usuarios, manejando el uso de códigos, mostrándonos datos que hasta ese momento eran realmente desconocidos para muchos de nosotros, siempre mostrando respeto, vocación, seguridad en su conocimiento y, sobre todo, un gran amor por su oficio.
Tiempo después sabría que nuestro experto, realmente lo era, ya que por cuestiones del destino, tuvo la oportunidad de ejercer la plomería y logró obtener una licencia como plomero por el estado de Texas, en Estados Unidos.
Y en ese transcurrir del tiempo, por alguna u otra razón, me abordó mediante un mensaje directo para cuestionarme sobre alguna de mis publicaciones según recuerdo y ese fue el momento de comenzar a conocer a una gran persona; un tipo fuerte, lleno de sueños y con una historia inspiradora, de esas que te contagian las mayores ganas de vivir.
Y fue justo entonces, que me compartió sus ideas en una nueva visión; una en la que cabíamos todos los que nos dedicamos al noble oficio de ser plomeros en México. Se trataba de un proyecto que llevara nuestro trabajo a un nivel profesional, pero, sobre todo, más digno, lleno de oportunidades, con metas de superación reales y totalmente alcanzables, naciendo así; la Asociación Plomeros de México.
Ya teniendo la oportunidad de realmente trabajar a su lado, aprendí qué eran los códigos de plomería y el porqué es tan necesariamente útil aplicar normas de construcción en nuestro trabajo, pero aún mas que eso; aprendí un poco más de la vida al conocer en persona a ese gran hombre (por su tamaño y por su espíritu), ya que pude ver de cerca la vida de un excelente esposo y un maravilloso padre, ese par de pilares que a mi vista lo sostenían; ya que a pesar de librar una fuerte e incansable lucha contra una enfermedad crónica, jamás flaqueó en su fuerza interior para de alguna u otra forma continuar con su trabajo.
Y así fue Mario Díaz, hasta el instante en que tuvo que elevar su luz por encima de nosotros; para tener que irse pero nunca jamás dejarnos, porque aquí permanece su legado, que aún sin su presencia física seguirá construyendo al lado de cada uno de nosotros: el de ser excelentes plomeros para México.
“Yo creo que es responsabilidad del plomero querer hacerse un buen plomero, una persona que se dedica a la plomería puede tener una vida muy buena, pero es el plomero el que tiene que buscar la manera de mejorar”
Mario Díaz Saenz, 1975-2022
Me interesa la superación en la actividad de plomería