Una empresa puede ahorrar entre 30 y 60 por ciento en sus gastos por consumo de energía con la instalación de un sistema de aprovechamiento solar térmico, pero la desinformación, el escepticismo y la premura han frenado el uso de esta tecnología para grandes proyectos

Por Ángel Martínez

Aunque México tiene características climatológicas más que idóneas para utilizar la energía solar en los procesos en los que se requiere calentamiento de agua a gran escala (según se ha demostrado en diversos escenarios y foros enfocados en esta materia), la desinformación, el escepticismo y la premura con que los desarrolladores de proyectos se muestran reacios siquiera a analizar la viabilidad de una instalación de este tipo han significado que este nicho haya visto hasta ahora un crecimiento paulatino y casi retardado.

En tal lentitud de crecimiento coinciden tanto Pablo Cuevas Sánchez, representante de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES) y especialista en calor de proceso, como Jorge Narváez Gómez, representante de la empresa Ecotherm México, enfocada en la aplicación de tecnologías para estos fines.

Cuevas Sánchez asegura que, en la actualidad, se tiene que lidiar con dos tipos de desconfianza; por un lado, la tecnológica y, por otro, la visión tradicional por la cual se llevan a cabo los procesos industriales. En ambos casos, «una compañía puede tener 50 o 60 años realizando un procedimiento de producción de una manera y, en consecuencia, se vuelve complicado que se arriesguen a implementar nuevos procesos. Pensar en meter algo que viene del Sol, que se desconoce, es complicado: ya el puro hecho de cambiar de tecnología significa una barrera», reconoce.

Narváez Gómez explica, por su parte, a propósito del escepticismo y la premura hacia adoptar una postura negativasobre estas tecnologías, que su compañía vivió hace más de un lustro un auge prometedor, aunque ahora ha habido una recesión, en gran medida provocada por la reticencia de los inversionistas respecto a los beneficios que a largo plazo puede tener esta tecnología. «Falta conciencia de inversión, la gente generalmente no analiza, sólo hojea», asegura. 

No obstante, para la compañía de origen austriaco es más que claro que mediante el aprovechamiento de la energía de irradiación solar puede sustituirse una parte de los combustibles convencionales empleados para la obtención de este tipo de energía; el gas, por ejemplo, para la producción de calor. 

En este sentido, y dependiendo del tamaño de sus necesidades, una empresa puede ahorrar entre 30 y 60 por ciento en sus gastos de consumo de energía con la instalación de un sistema de aprovechamiento solar térmico, cifra similar que, por su parte, estima el representante de la ANES: «Aunque no se puede dar una cifra exacta, esta tecnología puede generar ahorros significativos; por ejemplo, una empresa que gasta 9 millones de pesos en gas es una empresa que se considera ya industrial. Si ésta paga 4 millones de pesos anuales en dicho combustible, e invierte en un proyecto valuado en 9 millones, se estará ahorrando 60 por ciento del gasto en este insumo a largo plazo. Todo ello sin considerar que un sistema bien diseñado puede durar hasta 20 años», advierte Cuevas. 

Una compañía puede tener 50 o 60 años realizando un procedimiento de producción de una manera y, en consecuencia, se vuelve complicado que se arriesguen a implementar nuevos procesos. Pensar en meter algo que viene del Sol, que se desconoce, es complicado: ya el puro hecho de cambiar de tecnología significa una barrera


El también especialista en temas de energía renovable en el área de solar térmico y consultor independiente asegura que se ha hablado mucho en las reformas de electricidad e hidrocarburos, «pero, en temas de calor, se consume la misma cantidad de calor que de energía, y en México hay un potencial grandísimo, del mismo tamaño que el de la factura eléctrica del país. En este sentido, parece increíble que no se haya contemplado o especificado nada de ello en la Reforma Energética. Por tanto, hay que trabajar mucho en la parte de la difusión», agrega. 

«La utilización de las energías renovables está ganando cada vez más en importancia en los sectores industriales y profesionales. Esta tendencia se ve reforzada por el constante aumento en los precios energéticos, el aumento de la conciencia medioambiental de los clientes finales y por las cada vez más exigentes disposiciones legales en cuanto al ahorro energético y la reducción de emisiones de CO2. En este sentido, el calor de proceso puede formar parte de la estrategia energética de la empresa, a fin de aumentar la eficiencia, reducir las emisiones de CO2 y los costes energéticos y desvincular los costes de producción de las importantes oscilaciones que se producen en los precios de la energía». 

Tal ha sido la filosofía con que la empresa solar se ha desempeñado por más de una década en el país; no obstante, este tiempo les ha servido también para reconocer, como el propio representante de la ANES, que factores como los ya mencionados son causa de una consecuencia aún más alarmante: la falta de conocimientos técnicos por parte de algunos prestadores de servicios.

Cuevas Sánchez asegura que se requiere trabajar mucho la parte de ingeniería, así como el desarrollo de capital humano. «Cuando estamos hablando de calor de procesos por calentamiento solar, no se trata de llegar y poner un producto; estamos hablando de diseñar sistemas, de hacer ingeniería, de hacer sistemas híbridos, y para ello se requiere formación de capital humano, diseño de software, diseño de políticas, metodología para los particulares».

Punto, sin duda, en el que coincide el ingeniero Narváez, quien, dada su experiencia, sabe que lograr que los prestadores de servicios entiendan las diferencias en este tipo de sistemas y puedan adecuarse a ellos con rapidez es uno de los temas pendientes y de los más complejos.  

Consciente de la problemática, el ingeniero Pablo Cuevas destaca que la ANES, como una forma de incentivar y promover el aprovechamiento del sol a mediana y gran escala, ha establecido un convenio de colaboración con la Asociación Alemana de Energía Solar y la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria (Camexa), con en el cual se pretende mapear el mercado y la oferta en un plazo de tres años: «El objetivo es desarrollar mercados».