Por Miguel Serrano

Al pensar en el sector de la hospitalidad, desde el punto de vista de un proveedor de alguno de los servicios que participan en este rubro, podemos imaginar una serie de términos, ideas, concepciones y hasta tradiciones; desde la preocupación por una buena estancia de los visitantes, hasta el óptimo estado de las instalaciones y los equipos. Sin embargo, esta actividad productiva implica muchos otros aspectos que en la mayoría de las ocasiones no están en la mente de los paseantes y los prestadores de servicios pueden no tener un panorama completo.

¿A qué me refiero? Podemos hacer muchas “traducciones” de lo que es un hotel: un lugar de trabajo para gran cantidad de personas, un sitio de descanso para muchas más, un motor de la economía para una localidad y un enorme etcétera. Si ampliamos nuestro campo visual, podremos notar que también puede ser un promotor de la sustentabilidad, un ejemplo de ahorro de recursos y un modelo de eficiencia.

En un hotel, donde se preparan alimentos, se lavan blancos, mantelería, utensilios, cortinas y muchas otras cosas; se lavan pisos, se cuenta con agua corriente en las habitaciones e instalaciones, se limpian muebles y desinfectan espacios, podemos darnos cuenta de que el consumo de agua puede ser muy elevado.

Es muy importante saber que la mayoría de las cadenas cuentan con soluciones que reducen el consumo de energía, de recursos como el agua y la emisión de gases de efecto invernadero. En un hotel, por ejemplo, el agua debe trasladarse, calentarse, enfriarse y utilizarse para muchos de los fines que ya mencionamos, por lo que cuidarla representa beneficios económicos y operativos, además de los sustentables.

Como todo es más claro cuando hay ejemplos, citemos uno muy representativo de lo que estamos exponiendo. Actualmente existen soluciones que reducen el uso de agua caliente en el lavado de sábanas y edredones (sin comprometer su suavidad), eliminan manchas y disminuyen entre 3 y 5% el rango de relavado y entre 13 y 25% el reemplazo de blancos debido a que alargan su vida útil.

Garantizar blancos que estén perfectamente lavados y desinfectados y sean cómodos para los huéspedes es una misión compleja. Si además buscamos que los métodos de limpieza sean sustentables y representen ahorros en los costos de operación, el reto es mayor.

Sin embargo, existen soluciones integrales que generan ahorros de agua, energía y tiempo al eliminar pasos como el enjuague o integrar en uno solo la remoción de grasa, la limpieza y la desinfección.

Al eliminar pasos en el lavado, consumo y temperatura del agua a través de un programa de limpieza, es posible reducir el agua y la energía utilizadas hasta en 40%, lo que a su vez disminuye los costos en servicios públicos, el tiempo de trabajo e incluso calor en las instalaciones. Lo anterior se traduce en 1 mil 600 dólares, 610 termias (unidades de energía) y 908 mil 498 litros de agua ahorrados en un año, aunque ello varía entre un hotel y otro.

Algo que debemos tener muy presente es que incrementar el nivel de cuidado en las instalaciones de hospitalidad no implica necesariamente un aumento en los costos o en el consumo de recursos y es posible alcanzar los objetivos sustentables que las compañías hoteleras hayan planteado en su estrategia. Poseer conocimiento profundo sobre cómo ahorrar agua y energía, además de las opciones disponibles y los beneficios que ello tendrá para el negocio, es el primer paso hacia la evolución del sector.


Miguel Serrano

Director de la División Institucional de Ecolab Latinoamérica Norte.

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