COLUMNA

Por Salomón Saba

En la industria, la confiabilidad no es negociable. Una válvula puede parecer un componente simple dentro de un sistema complejo, pero su funcionamiento –o su falla– puede definir la continuidad de una operación completa. La evidencia es contundente: una válvula defectuosa puede detener procesos críticos y generar pérdidas millonarias, además de poner en riesgo la seguridad del personal y el medio ambiente.


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En México, donde la industria petrolera, energética, química y de procesamiento de fluidos representa más del 16% del PIB industrial y mueve anualmente más de 32 mil millones de dólares en transporte y manejo de fluidos, la calidad de los componentes no es sólo deseable, es indispensable. Se estima que las fallas de válvulas y equipos de control representan hasta 18% de los incidentes industriales, según la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), lo cual resulta en paros no programados que pueden costar entre 500 mil y 3 millones de dólares por día.

La calidad no es opcional; es una responsabilidad técnica, regulatoria y ética. Las exigencias del mercado y de las autoridades evolucionan con rapidez. En 2023, un solo incidente relacionado con el aislamiento remoto de válvulas provocó pérdidas superiores a 760 millones de dólares. En esa dimensión, la Administración de Seguridad de Materiales Peligrosos y Oleoductos de Estados Unidos (PHMSA, por sus siglas en inglés) fortaleció su marco regulatorio y desde junio de 2024 se exigen estándares obligatorios para válvulas de mitigación de rupturas, lo cual manda un mensaje claro: el cumplimiento de estándares es un requisito.

Desde el ámbito técnico, normas como IEC 61508/61511 han demostrado que la implementación de válvulas con alta cobertura diagnóstica reduce de manera significativa la probabilidad de falla al demandar (PFD), esencial en sectores donde el margen de error es prácticamente cero.

Desde el ámbito técnico, normas como IEC 61508/61511 han demostrado que la implementación de válvulas con alta cobertura diagnóstica reduce de manera significativa la probabilidad de falla al demandar (PFD), esencial en sectores donde el margen de error es prácticamente cero

El mercado global de válvulas industriales alcanzó en 2024 un valor de 78 mil 300 millones de dólares y se prevé que supere los 123 mil 900 millones hacia 2034. En ese sentido, sólo las empresas que cumplen con normas internacionales como API, ISO, ASME e IEC estarán preparadas para responder a las exigencias de un sector en crecimiento y evolución normativa.

En Grupo Walworth operamos bajo un sistema de gestión certificado ISO 9001 desde 1999 y contamos con acreditaciones clave como API Q1, API 6D, API 600, API 6A y PED 97/23/CE. Nuestros productos cuentan con certificaciones internacionales como ISO 15848-1 (emisiones fugitivas ultrabajas), API 6FA y API 607 (pruebas de fuego) y TA Luft, reflejo de nuestro compromiso con la calidad, seguridad y la sostenibilidad.

Cada válvula fabricada tiene trazabilidad completa, desde su número de serie hasta el registro de materiales, pruebas y procesos de inspección. Mientras los laboratorios internos replican condiciones reales de operación para validar el desempeño antes de que el producto llegue al cliente.

Esta cultura de calidad es transversal en nuestras operaciones de México, Estados Unidos y Medio Oriente, lo que nos permite atender las demandas de un mercado global con consistencia, confiabilidad y eficiencia. Así, resultado de la capacidad de producción e inventarios, garantizamos entregas puntuales y respuesta inmediata, sobre todo en sectores donde detener operaciones no es una opción.

En un entorno regulado, complejo y de alta presión, la calidad se ha convertido en un pilar que no sólo asegura la continuidad operativa, sino también la reputación y la sostenibilidad del negocio.

En resumen, la calidad en ambientes industriales no sólo asegura procesos y cumple la expectativa de los clientes, sino que protege vidas. Esa es la verdadera diferencia.


Salomón Saba

Es experto en estrategia de negocios y relaciones comerciales e institucionales. Con una destacada trayectoria en empresas como Grupo Walworth, GPT Services y Oil and Gas Solutions of Latin America, ha demostrado su capacidad para liderar equipos multidisciplinarios, influir positivamente en su entorno, y consolidar metas y objetivos estratégicos. Actualmente, es Chief Business Officer de Grupo Walworth.


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