La crisis hídrica por la que atraviesan diversas ciudades de Nuevo León tiene una razón, y desde la Conagua se han planteado diversas soluciones para revertir esta situación lo antes posible
Por Ángeles Mendieta Alonso
El estado de Nuevo León se localiza al noreste de México, y se ubica en la cuenca del Río Bravo. El clima que predomina en la mayor parte del estado es seco y semiseco, de ahí que las precipitaciones pluviales sean en extremo variables; fenómeno que repercute invariablemente en la disponibilidad de agua que disminuye en los años secos y se incrementa en los años húmedos.
Con una población mayor a los 5.7 millones de habitantes, Nuevo León es la tercera entidad del país en cuanto a generación de Producto Interno Bruto (PIB), principalmente a través del sector de la manufactura, así como de los de la construcción, transporte y almacenamiento, entre otros. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la Zona Metropolitana de Monterrey (ZMM) se concentran aproximadamente 5.3 millones de habitantes (91 % de la población total de la entidad), convirtiéndola en la segunda metrópoli más poblada del país.
La ZMM es abastecida por fuentes superficiales y subterráneas de agua. Las presas El Cuchillo, Cerro Prieto y La Boca, aportan hasta 70 % de agua, mientras que el recurso proveniente de los acuíferos Mina y Buenos Aires (que se encuentran en condiciones de sobreexplotación) y del acuífero Área Metropolitana de Monterrey (que si bien no está sobreexplotado, presenta condiciones de déficit), se extrae aproximadamente el 30 % restante.
La concentración de la población en la ZMM, la condición de sobre explotación de 11 de los 23 acuíferos con los que cuenta el estado, y la alta variabilidad de lluvia, sitúan a la ciudad de Monterrey en una posición altamente vulnerable ante la escasez de agua para los distintos usos, situación que se agrava ante los efectos del cambio climático, que tienden a incrementar la recurrencia, duración y frecuencia de sequías y tormentas.
La escasez de agua para los distintos usos se agrava ante los efectos del cambio climático, que tienden a incrementar la recurrencia, duración y frecuencia de sequías y tormentas
Para tratar de paliar la escasez de agua derivada de la sequía extraordinaria que padece el estado, el gobierno de Nuevo León, a través del Sistema de Agua y Drenaje de Monterrey, responsable del suministro y distribución en la ZMM, ha implementado diversas acciones, como la reducción de la presión y suministro del agua para uso doméstico, la búsqueda de acuerdos con el sector industrial para reducir la cantidad de agua que utilizan en sus procesos, así como el impulso para su reutilización. Estas acciones emergentes forman parte del Plan Maestro para garantizar el agua de Nuevo León hasta 2050.
El Plan consta de tres fases: en el corto plazo se considera además de las medidas emergentes antes mencionadas, la reparación de fugas, el suministro de agua a través de carros tanque y el desazolve de la Presa La Boca, entre algunas otras, que en su conjunto lograrían estabilizar y dar continuidad al suministro de agua de manera casi inmediata.
La segunda fase programada para llevarse a cabo de 2022 a 2027 consiste en desarrollar proyectos estratégicos de infraestructura, como la construcción de 132 nuevos pozos someros y 20 pozos profundos; la construcción de cuatro plantas de tratamiento de aguas residuales y concluir la construcción de la presa de almacenamiento La Libertad, la cual ejecutan coordinadamente la Comisión Nacional del Agua ( Conagua) y el gobierno del estado de Nuevo León. Esta obra, que contará con una cortina de 47 metros de altura, 1.95 kilómetros de longitud y una capacidad para almacenar 221.83 millones de metros cúbicos de agua, aprovechará los escurrimientos del río Potosí en los límites entre los municipios de Montemorelos y Linares, en Nuevo León, adicionando 50 millones de metros cúbicos anuales de agua, en beneficio de los habitantes de la ZMM, y lo cual permitiría tener un suministro más sustentable y constante.
La construcción de presa La Libertad, en proceso, se inició en 2019 y se tiene programado concluir en 2023. El monto total de inversión a precios 2022 es de 6 mil 265 millones de pesos, la cual se financia en una proporción del 41.5 % con recursos fiscales y 58.5 % con contraparte de recursos estatales y provenientes del Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN), y forma parte de un proyecto integral que incluye mejoras sustanciales, como son diversas adecuaciones al acueducto Cerro Prieto-Monterrey y a la Planta Potabilizadora San Roque.
Los proyectos de la tercera y última fase del Plan Maestro aún se encuentran en etapa de estudio. De llevarse a cabo, para 2050 podría incrementarse la oferta de agua para llegar a 30 metros cúbicos por segundo, comparativamente con los 13 metros cúbicos por segundo actuales; ello mediante la construcción de un segundo acueducto en la presa El Cuchillo; la construcción de una planta desalinizadora de agua en Texas para el posterior trasvase de agua desalinizada a Nuevo León; la conducción de agua desde la presa Vicente Guerrero en Tamaulipas y la construcción de un acueducto de 500 kilómetros de longitud para aprovechar la corriente del Río Pánuco principalmente.
De este último proyecto se puede comentar que desde 2004 el Sistema de Agua y Drenaje de Monterrey evaluó la posibilidad de adicionar nuevas fuentes de abastecimiento de agua. Por lo que para 2012, se daría inicio con el proyecto entonces denominado Monterrey VI para conducir aguas del río Pánuco en San Luis Potosí a Monterrey. El proyecto consideraba obras de captación, seis estaciones de bombeo, un acueducto con longitudes aproximadas de 49 Km en San Luis Potosí; 6 Km en Veracruz; 309 Km en su trayecto por Tamaulipas, así como 26 Km para conectarse con el acueducto ya instalado en la Presa Cerro Prieto en Nuevo León. En su momento, el proyecto fue cuestionado por su costo, pertinencia y fuentes de financiamiento para finalmente ser cancelado.
Ante la severa crisis de escasez de agua que sufre la ZMM, se están implementando estrategias para garantizar el abasto de agua mediante el desarrollo de nueva infraestructura que, incluso, tiene como meta incrementar la oferta del recurso hídrico.
Sin embargo, no deben perderse de vista las condiciones especiales y retos ya mencionados: que Nuevo León naturalmente presenta baja disponibilidad de recursos hídricos, las precipitaciones pluviales son variables y cada vez más escasas y que 48 % de sus acuíferos se encuentran en condiciones de sobreexplotación.
Es por ello, que, para enfrentar la escasez de agua, deben implementarse medidas radicales y con amplia visión y voluntad política y social, para regular, limpiar y reutilizar el agua, garantizar equidad a la población y cubrir sus legítimos derechos humanos al suministro de agua.