En 2004 la Contaduría Mayor de Hacienda (actualmente Auditoría Superior del Estado), encontró irregularidades en el Sistema de Aguas de Saltillo: “En octubre de ese año, el municipio ordenó a Aguas bajar las tarifas y reintegrar con intereses lo que cobró de más. En el gobierno de Vicente Fox se intentó aplicar 10 % de impuesto al agua; en 2002 la medida quedó sin efecto, pero la dependencia se aprovechó y lo aplicó hasta 2004”, declara Gloria Tobón Echeverri, presidenta de la Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo (Auas).
Según información de La Jornada,desde 2012, Aguas de Saltillo cobra a los usuarios por la reposición de medidores, no obstante de que en 2002 el Consejo de Administración y el Cabildo aprobaron aumentar las tarifas 5 % para reponer gratuitamente los equipos. Además, pese a las promesas de mejor abasto y calidad de líquido, hasta 2015 sólo 22.13 % de las tomas de agua tenían flujo continuo.
Hace 15 años, Saltillo se convertía en la primera ciudad del país en donde el abastecimiento de agua correría a cargo de una particular extranjera. En octubre de 2001, la empresa española Aguas de Barcelona se quedó con 49 % de las acciones de abastecimiento de este vital líquido mediante una asociación mixta con el entonces Sistema de Aguas de Saltillo.
Hace 15 años, Saltillo se convertía en la primera ciudad del país en donde el abastecimiento de agua correría a cargo de una particular extranjera. En octubre de 2001, la empresa española Aguas de Barcelona se quedó con 49 % de las acciones de abastecimiento de este vital líquido mediante una asociación mixta con el entonces Sistema de Aguas de Saltillo.
No obstante de que Aguas de Barcelona contaba con una licitación para operar hasta 2026, desde 2004 dejó su destino en manos de Suez España, compañía de origen francés, con la intención de “maximizar ganancias”.
“La privatización del Simas, organismo encargado de operar el sistema de agua de la ciudad, se consumó en las administraciones de los priístas Óscar Pimentel González, alcalde, y Enrique Martínez y Martínez, gobernador del estado”, se detalla en la publicación.
La presidenta de Auas menciona que el proceso de empresa mixta fue criticado porque careció de la consulta ciudadana: “Además, el proceso de licitación lo condujo la empresa Arthur Andersen, asesora contable de Aguas de Barcelona, la única firma que presentó una propuesta y ganó la licitación”.
Asegura, asimismo, que el entonces alcalde de Saltillo “vendió parcialmente el Sismas, pese a que los gobiernos estatal, municipal y la Comisión Nacional del Agua invirtieron para mejorar su infraestructura. En agosto de 2001 el cabildo aprobó la asociación con Aguas de Barcelona, cuya oferta fue de 81.9 millones de pesos, para obtener 49 % de las acciones del sistema de aguas; sin embargo, dos años antes los gobiernos estatal y municipal y la Conagua invirtieron en el Simas cien millones de pesos”.
Por su parte, Margarita Gutiérrez, usuaria y gestora de mejoras al servicio para vecinos del sector sur y oriente de Saltillo, recordó que el gobierno asfixió a los ciudadanos de Saltillo con constantes cortes del suministro de agua, además de que había desabasto hasta por una semana antes de la privatización.
“Nos quitaban el agua de tres a cinco días; nos manifestábamos en las oficinas y nos decían que era por fallas en las bombas de extracción, o que la Comisión Federal de Electricidad les había cortado la luz de las plantas. Nos hicieron creer que el Simas era inoperante y la única salida era venderlo a los españoles”, menciona a la publicación nacional.