La equidad de género se ha vuelto tema de conversación en todos niveles y en todos sectores. Y aunque se va avanzando en estrategias para propiciarla, sigue siendo inexistente en muchos rubros, como la normalización de productos, donde la escasa representación femenina obstaculiza e integración de aspectos vinculados con las necesidades propias de las mujeres

Por Dulce Negrete

La infraestructura de la calidad abarca una amplia gama de sectores y actividades, como la normalización, la metrología, la evaluación de la conformidad y la acreditación, áreas fundamentales para garantizar la calidad, la seguridad y la confiabilidad de los productos y servicios en diversos sectores de la economía.

Desde 2023, la asociación de Mujeres en la Infraestructura de la Calidad (MUSICA) impulsa la perspectiva de género en las políticas de regulación y normalización en México.

En la década pasada, se pensaba que la infraestructura de la calidad aplicaba a todos los rubros, a todos los sectores, más no así la equidad de género. Esto se visualizaba como un tema aparte, inconexo.

Sin embargo, al año siguiente de que México se uniera a la Declaración sobre la Integración de Perspectiva de Género en Normas Técnicas y Estándares, lanzada en 2018, la Dirección General de Normas de la Secretaría de Economía (SE) hizo una invitación para formar un grupo de mujeres en apego al objetivo número cinco de la Organización de las Naciones Unidas: lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas.

Desde 2023, la asociación de Mujeres en la Infraestructura de la Calidad (MUSICA) impulsa la perspectiva de género en las políticas de regulación y normalización en México / ©MUSICA

Maribel López Martínez, presidenta de MUSICA, considera que el desarrollo de la equidad de género entre mujeres y hombres dentro de la regulación y normalización se cimienta en los roles y las dinámicas de poder por las que se transita como persona, donde las creencias y los sesgos son un desafío continuo, pues tiene que ver con relaciones sociales, culturales y políticas entre las mujeres y los hombres, en las que hay subordinación o poder diferenciado.

“Hoy nos damos cuenta que es necesario entender las diferencias de género, entender las condiciones sexogenéricas para incluirlas en la regulación, en la aplicación y evaluación de las normas, y desarrollar servicios que reduzcan esas brechas”, explica López Martínez. “Hoy nos damos cuenta que es necesario entender las diferencias de género, entender las condiciones sexo genéricas e incluirlas en la regulación, en la aplicación y evaluación de las normas y desarrollar servicios que reduzcan esas brechas. La igualdad de género no sólo es un derecho fundamental, está demostrado que la confianza personal de las mujeres, de las niñas y de otros grupos vulnerados estimula la productividad y el crecimiento económico”.

La perspectiva de género es una herramienta de análisis que estudia la forma en que las características socioculturales asignadas a las personas a partir del sexo convierten la diferencia sexual en desigualdad social.

La presidenta de MUSICA reconoce que esto tiene que ver con el hecho de que las mujeres son una población históricamente discriminada, cuya importancia y aportes en todas las esferas de la vida humana se han omitido, invisibilizado o infravalorado. Todo parte de “las relaciones entre mujeres y hombres y cómo éstas han generado desigualdad, falta de oportunidades y limitación de derechos, sobre todo, pero no de manera exclusiva, para ellas”.

Conformada por más de 100 mujeres, MUSICA alberga a funcionarias de gobierno, metrólogas, directivas de organismos de evaluación de la conformidad, calidad y acreditación, así como integrantes del padrón de evaluadoras expertas y normalizadoras. Para ellas, las normas de producto o servicio, así como la evaluación de la conformidad de dicho producto o servicio en México, las cuales son de carácter voluntario hasta ahora, deben diseñarse también en función de sus necesidades anatómicas, sociales y políticas, pues derivado de diversas investigaciones se han descubierto riesgos mayores para las mujeres en la interacción con ciertos productos.

A partir de información extraída del Sistema Nacional de Datos sobre Seguridad de los Automóviles (National Sampling System Crashworthiness Data System), por ejemplo, se reveló que las mujeres tienen 73% mayor probabilidad de sufrir lesiones graves en colisiones frontales, en comparación con 43% entre hombres. La razón de dicho hallazgo se debe a que los automóviles y las normativas de seguridad para cinturones de seguridad se centran en el género masculino.

La noción de masculinidad y feminidad no se ha ido, porque implica un fuerte involucramiento. Puesto que las dinámicas y los roles están muy arraigados, pueden provocar que una idea no despegue hasta que haya un cambio social”

Maribel López, Presidenta de MUSICA

Una de las posibles razones de esta disparidad es que 72% de los Comités de Normalización en América de la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) está presidido por hombres y 25% por mujeres.

En México, señala la ejecutiva de MUSICA, “estamos peor: de 22 comités, sólo 2 son presididos por mujeres. En 2023, la participación de las mujeres en el Sistema de Infraestructura de la Calidad en México representó 43.8%, frente a 56.1% de los hombres; incluso de dicho 43.8%, la mayoría de las mujeres cubre actividades operativas; sólo 10.7% se encuentra en un puesto directivo”.

La representante de MUSICA evalúa que debe haber una sinfonía de hermandad, ya que las mujeres deben ser parte de los comités. Para ello, deben capacitarse a nivel interno en la empresa para la que trabajan y de allí ser apoyadas para que participen como representantes en los comités de normalización.

Igualdad Laboral y No Discriminación en los centros de trabajo

Hasta ahora, la participación de las mujeres en los espacios de trabajo se ha dado debido a la necesidad de cubrir una cuota. Si bien ya hay mujeres ocupando puestos de entrada u operativos, de nivel medio y alta gerencia en diversos rubros empresariales, tanto públicos como privados, sigue sin ser suficiente, puesto que su participación no garantiza que los sesgos dentro de las dinámicas de poder realmente se modifiquen.

Se ha revelado que las mujeres tienen 73% mayor probabilidad de sufrir lesiones graves en colisiones frontales, en comparación con 43% entre hombres. La razón de dicho hallazgo se debe a que los automóviles y las normativas de seguridad para cinturones de seguridad se centran en el género masculino / ©MUSICA

Pongámoslo de este modo: el hecho de que existan mujeres en los comités de participación no significa que los productos y servicios serán del todo diseñados con perspectiva de género. Llegar a ese punto implica todo un cambio de pensamiento arraigado a todos los niveles.

“La noción de masculinidad y feminidad no se ha ido, porque implica un fuerte involucramiento. Puesto que las dinámicas y los roles están muy arraigados, pueden provocar que una idea no despegue hasta que haya un cambio social. Nuestra capacidad de diseñar y usar nuevos productos, tiene que venir acompañada de nuevas realidades”, señala López Martínez.

Según la Encuesta Mundial de Valores (World Values Survey), en México, dos de cada 10 personas consideran que los hombres son mejores ejecutivos que las mujeres, únicamente por su género, y una de cada cinco personas aún piensa que es más importante que un hombre tenga una carrera universitaria que una mujer. Esto representa el doble de lo reportado en Estados Unidos y en Brasil. Además, una de cada cuatro personas en México considera que, cuando hay escasez de trabajo, los hombres tienen mayor derecho a un empleo.

En MUSICA están convencidas de que las empresas y negocios relacionados con la normalización deben acercarse al estándar de certificación voluntario NMX-R-025-SCFI-2015 en Igualdad Laboral y No Discriminación, dado que conocerlo y adoptarlo dignifica el trabajo, eleva la productividad y propicia la retención de talento.



“La normalización con perspectiva de género es importante, permite la sensibilización, capacitación y adquisición de competencias. Implica voluntad política, implica convicción, pues garantiza que la calidad de productos y servicios atiendan las necesidades de diversos perfiles de población y estimula la innovación de los mercados nacionales o internos desde sus unidades de negocio. Hacerlo es una obligación, es un acto de valentía y resiliencia.”, concluyó López Martínez.

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