La creciente escasez de agua en México ha llevado a expertos y organizaciones tanto locales como globales a intensificar el llamado para implementar prácticas de riego sostenibles. La adopción de estos protocolos es crucial para asegurar la disponibilidad y calidad de los productos agrícolas, beneficiando a agricultores, distribuidores, empresas y consumidores.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 70% de los recursos de agua dulce a nivel mundial se destinan a la agricultura. En México, esta cifra asciende al 76%, subrayando la necesidad urgente de adoptar soluciones que gestionen la escasez de agua, monitoreen su uso y mitiguen los riesgos asociados.

“El futuro de la agricultura mexicana, y por supuesto, de todos nosotros, depende de la capacidad para gestionar el agua de manera sostenible. Desde hace varios años se ha desarrollado y actualmente se está actualizando el Programa Sostenible para el Riego y el Uso de Aguas Subterráneas (SPRING, por sus siglas en inglés), que surgió como una herramienta clave para abordar esta crisis. Este protocolo proporciona un marco para reducir el impacto ambiental de las prácticas de riego, asegurar el uso responsable y aumentar la competitividad, y  parte de los add ons de GLOBALG.A.P.”, afirmó Alfredo Oseguera Díaz, gerente de Agricultura para la Cadena de Suministro de NSF para México, Centroamérica, Caribe y Colombia.

3 claves para la implementación sostenible del agua

Resiliencia ante el cambio climático: Las prácticas de riego sostenible reducen el riesgo de pérdidas de cosechas debido a sequías y otros eventos climáticos extremos, asegurando la continuidad de la producción y contribuyendo a la inocuidad alimentaria del país.

Compromiso y colaboración: El éxito de protocolos como SPRING depende de la colaboración entre productores, partes interesadas de la cadena de suministro, ONG y autoridades gubernamentales. Sólo a través de un esfuerzo conjunto se pueden implementar de manera efectiva las soluciones necesarias para enfrentar los desafíos actuales y futuros.

Beneficios económicos y ambientales: La adopción de prácticas sostenibles no solo preserva los recursos hídricos, sino que también impacta positivamente en la economía agrícola. La eficiencia en el uso del agua puede reducir los costos de producción y aumentar la rentabilidad. Tecnologías avanzadas de riego, como el riego por goteo y la microaspersión, pueden mejorar la productividad de los cultivos.

70% de los recursos de agua dulce a nivel mundial se destinan a la agricultura. En México, esta cifra asciende al 76%, subrayando la necesidad urgente de adoptar soluciones que gestionen la escasez de agua, monitoreen su uso y mitiguen los riesgos asociados


“El uso eficiente del agua es una necesidad, no una opción. Por ello, es fundamental que los involucrados cuenten con herramientas de fácil e inmediata implementación”, aseguró Oseguera.

La adopción de protocolos sostenibles, como SPRING, transformará el sector agrícola, ofreciendo beneficios significativos para todos los actores de la cadena de valor. Los agricultores aumentarán su productividad y reducirán costos, los distribuidores asegurarán un suministro estable y cumplirán con las normativas, las empresas reducirán riesgos y los consumidores obtendrán productos de mayor calidad.