“Nos interesa lo sustentable pero no debe ser muy caro”, este fue el comentario de un ejeutivo de una empresa mexicana con inversiones en diferentes sectores industriales. Pero también es una frase que se escucha a menudo dentro de las firmas nacionales, hasta que se convierte en un asunto de primer nivel, cuando compromete sus ingresos y rentabilidad. 

Cuando la compañía buscó la desincorporación de algunos activos, se vio afectada por la reducción en el valor de los mismos, debido a malas prácticas de mantenimiento y operación, que resultaron en impacto al suelo y accidentes laborales. Esto se tradujo en el retraso en la transacción por temas legales, que a su vez provocó un alto en su flujo de capital.

“No es la primera vez que una corporación mexicana deja de invertir en alguno de sus negocios, con un resultado similar: una reducción en la valoración de los activos y retrasos en el cierre de la operación. ¿Cuántas situaciones similares requerirán para entender que lo caro es no tener la sustentabilidad integrada en sus operaciones?”,dijo Juan Carlos Rangel, socio y gerente General de ERM México. 

Pocas veces las empresas identifican que los costos de corrección o remediación de sus activos sobrepasan con creces el valor comercial del bien. 

La restauración y remediación se refieren a las acciones tomadas para revertir o mitigar el daño ambiental causado por las actividades humanas. Generalmente es el cierre de la instalación o una operación de compra-venta lo que desencadena estas actividades y también pueden resultar en un cambio de uso de suelo en la propiedad. 

Estos procesos pueden implicar la descontaminación de la infraestructura de la instalación (ductos y equipos de extracción de aire, maquinaria, tuberías, equipos que estuvieron en contacto con sustancia químicas, limpieza de muros, techos, columnas, drenajes, pisos, entre otros), la remediación de suelo y agua contaminados, la restauración de ecosistemas dañados (reforestación, recuperación de capa orgánico de suelo, la repoblación con fauna local o endémica) e incluso la restauración de la topografía. 

Las acciones por parte de las empresas implica la descontaminación de la infraestructura de la instalación, la remediación de suelo y agua contaminados, la restauración de ecosistemas dañados e incluso la restauración de la topografía. 

Hoy en día, las metas de descarbonización y los compromisos de sustentabilidad de las corporaciones impulsan la concentración de operaciones en aquellas instalaciones que son más eficientes para cumplir con sus objetivos. Esta concentración de operaciones resulta también en el cierre de instalaciones. 

En este contexto, el proceso de planeación de cierre cambia, pues se busca maximizar el valor que el activo puede generar. Entre los puntos que se tienen que tomar en cuenta al momento de accionar estas actividades es el interés en el mercado por adquirir propiedades en la condición que se encuentre en ese momento; la posibilidad de que una firma del mismo sector pueda adquirir el activo en esas condiciones. 

“Otro factor a tomar en cuenta es si el activo está en una zona que se ha transformado y la presión demográfica y social dificultarían la operación industrial. Determinar el uso que genere el mayor valor al activo es el primer paso para planear un cierre sustentable del sitio y lograr que ese valor se concrete, así evitando que se convierta en un pasivo”, comentó Juan Carlos Rangel, socio y Gerente General de ERM México.

El cierre sustentable implica minimizar la generación de residuos, no sólo por la remodelación del lugar, también por la maquinaria y equipo cuyo uso se descontinúa. Otro punto importante es hacer inocuos los equipos para permitir su uso en otras industrias, concretando así su valor, extendiendo su vida útil y evitando su disposición como residuos. En este caso es importante tomar en cuenta los efectos a la salud que las sustancias manejadas en esos equipos que pueden ocasionar para proteger primero a las personas, pero también la reputación de la compañía. 

El cierre sustentable implica minimizar la generación de residuos, no sólo por la remodelación del lugar, también por la maquinaria y equipo cuyo uso se descontinúa

“La identificación tardía de responsabilidades, por ejemplo, la remediación de un pasivo ambiental puede llevar a costos no considerados como tener que extender el contrato de arrendamiento en una propiedad que no generara ningún beneficio. El retraso en el flujo de capital también puede representar el retraso de inversiones planeadas y por lo tanto la perdida de los ingresos que dicha inversión generaría”, reconoció el experto.

En 25 años, ERM ha apoyado a sus clientes a maximizar el valor de sus activos mediante la gestión de pasivos ambientales, descontaminación, desmantelamiento y demolición de instalaciones industriales. Estos sitios hoy tienen un uso industrial diferente, son plazas comerciales, bodegas e incluso universidades, con la garantía de que la reputación de sus clientes está a salvo, independientemente del uso actual. 

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