La Presidenta de SUMe explica por qué el Coronavirus es una invitación a replantearnos las necesidades básicas del ser humano: respirar aire puro, tener agua limpia y comunicarse
Por Ángel Martínez
Hasta hace unos meses, parecía que la construcción sustentable había identificado la mayoría de los puntos críticos para transitar hacia una edificación más consciente con el entorno. Foros dedicados a exponer temas como la eficiencia energética, el ahorro de agua, o la reducción de residuos, proyectaban un futuro que parecía seguro.
Sin embargo, el mundo demostró que también sabe cómo participar en la contención de aquello que comienza a sentir como invasivo. Para la actual Presidenta de Sustentabilidad para México A. C. (SUMe), Caroline Verut, la propagación del virus SARS-CoV-2 se trata, en cierta medida, de una respuesta al daño que se ha hecho al medioambiente. “Hay una relación absolutamente directa entre el tema de una enfermedad mundial y la sustentabilidad. Puedes tener varias interpretaciones. Una de ellas es que el planeta está dándonos una llamada de atención, haciéndonos ver que no somos tan importantes en la totalidad del equilibrio ecológico”, reconoce vía telefónica.
Es así como entiende que esta crisis nos recuerda que somos parte de algo mayor. “Si esta crisis nos puede recordar que no podemos atentar continuamente contra el mundo, habremos aprendido una de las grandes lecciones de esta pandemia, que desgraciadamente está cobrando muchas vidas y que está siendo un reto terrible para el sector Salud, principalmente”.
Al mismo tiempo, reflexiona, el confinamiento es una oportunidad de recapacitar y reconsiderar el deber ser de la sociedad para lograr una mayor empatía: “Es una llamada de atención para que la humanidad se vuelva mucho más sensible a la importancia de cuidar los recursos que nos da la Tierra, como los alimentos, el aire, el agua. Cualquiera de estos recursos, como en este caso el del aire, se puede convertir en nuestro enemigo; además, la pandemia está generando una crisis de confianza en nuestro prójimo, que también tendrá un efecto psicológico y económico”.
El planeta está dándonos una llamada de atención, haciéndonos ver que no somos tan importantes en la totalidad del equilibrio ecológico”
Caroline Verut, Presidenta de SUMe
Resume que el coronavirus, en términos de la sustentabilidad, es una invitación a dejar la indiferencia y replantearnos, antes que todo, las necesidades básicas del ser humano: respirar aire puro, tener agua limpia, comunicarse con otros seres humanos. “Esta crisis debe mostrarnos qué es importante no sólo a nivel personal, sino para la comunidad, la familia y el país”.
La importancia de ser resilientes
Hace un par de años, los círculos especializados de la arquitectura sustentable pusieron mayor énfasis en destacar el concepto de resiliencia en la edificación, entendido como la capacidad de adaptarse a la naturaleza y a las circunstancias locales para confrontar problemáticas globales, como el cambio climático o la disponibilidad de recursos naturales.
La Presidenta de SUMe reconoce, en este sentido, que la resiliencia no sólo es un concepto psicológico, sino multifactorial, el cual hoy más que nunca tendrá que ser un factor decisivo para demostrar la capacidad de reacción a los retos que se tenían antes de la pandemia, además de los que surgirán después de ella, pues así como el sector Salud ha resentido su falta de preparación, otros tendrán que volver a reevaluar sus metas a corto y mediano plazos.
Uno de estos sectores será el de la Hospitalidad. Si bien en términos económicos se habla de un déficit que ronda los 239 mil millones de pesos (Forbes, abril, 2020), el trabajo de reactivación para el Turismo implicará, al mismo tiempo, generar confianza entre los ocupantes. “El sector del Turismo ha tenido el embate más fuerte en este momento, y quizá se verá afectado por mucho tiempo. Los hoteles estaban ya muy encaminados hacia buscar opciones enfocadas a la sustentabilidad, en tanto que paisaje, ahorros de energía, de agua y de materiales”, destaca Verut.
En consecuencia, esta reactivación implicará promover estrategias encaminadas no sólo al confort, sino a garantizar la salud física, mental y hasta alimentaria de sus ocupantes: “en lugar de decir que hay certificaciones que se enfocan en lograr un mejor desempeño del edificio, creo que veremos más aquellas que se enfocan en la experiencia del usuario, en que no sólo el edificio sea más económico de operar, sino que tenga un mayor impacto en el bienestar y en la salud”.
Otro sector que ya experimenta lo que implica crear medidas emergentes para salvaguardar el bienestar de sus ocupantes es el de las oficinas. Para Verut, es evidente que el uso de estos espacios va a cambiar; quizá radicalmente. “Se tendrán que hacer adecuaciones a los espacios abiertos y espacios cerrados. Las empresas hip tendrán que implementar herramientas nuevas, tal vez entradas en usos escalonados, así como mecanismos y protocolos de seguridad más estrictos”.
En este punto, la actual Presidenta de SUMe destaca que la práctica del trabajo en casa que ha abundado durante el periodo de confinamiento supone un replanteamiento para la construcción sustentable, ¿por qué? Porque, como asegura la también Licenciada en Economía, el home office es una actividad que llegó para quedarse e implica un doble reto: por un lado, brindar viviendas vivienda adecuadas, óptimas, en las que se pueda llevar a cabo el trabajo, sin ser sólo adaptación de una habitación y, por otro lado, hacerlas asequibles.
“Hasta ahora, se había concebido la vivienda de interés social, la vivienda para los jóvenes, o solteros, como espacios pequeños, pero, bajo las actuales circunstancias, se va a poner en duda la habitabilidad de la vivienda. El concepto de vivienda prácticamente era el de un espacio para dormir (pensando en los centros urbanos). Hoy, debe pensarse en elementos que antes eran menos prioritarios, como es el tema de la acústica o el garantizar espacios que al interior te permitan desarrollar las actividades laborales”, describe.
Asimismo, la vivienda tendrá que enfrentar el reto económico. “Se tiene que promover una vivienda que puedas pagar; que esté dentro de tu presupuesto. La razón de que los espacios sean cada vez más chicos es que el metro cuadrado de terreno cada vez es más caro. Lo estamos viendo no solamente en la vivienda de interés social, sino en las nuevas edificaciones mixtas. Estos nuevos proyectos tendrán que replantar la manera de utilizar los espacios comunes”.
Calidad del aire interior, el nuevo reto
Además del tema acústico, un elemento que incluye a todos los espacios antes mencionados es la calidad del aire interior. Si bien para sectores como el del aire acondicionado (HVAC), éste ya era una preocupación permanente, el coronavirus volvió a poner en la palestra la importancia de garantizar espacios adecuadamente ventilados, ya sea naturalmente (por bioconstrucción) o por medios artificiales (aire acondicionado).
“En los edificios viejos tenemos un sistema de aire de acondicionado cerrado, entonces, el mismo aire se circula sin una renovación; esto, aunque ya se cuida de algunos años para acá, sobre todo en edificios AAA o A, se debería revisar para poner más énfasis en la necesidad de renovación de aire mediante ventilación natural o sistemas mecánicos y la necesidad de instalar filtros más sino en los sistemas HVAC, además de cambiarlos con frecuencia”, explica Verut.
No obstante, aclara que si bien la alerta en torno a la calidad del aire será importante, no se deben descuidar temas en los que la sustentabilidad y la edificación en general ya había puesto énfasis: “como es la escasez y calidad del agua, la responsabilidad del agua potable, y del agua residual. Son temas que necesitamos afrontar. Pero lo que vemos es que, de un día para otro, un tema que no parecía tan sustancial, se volvió letal, de salud pública y un tema de preocupación para todos los sectores”.
Todo lo mencionado hasta este momento lanza la siguiente pregunta: ¿los nuevos retos significan que la nueva sustentabilidad tendrá un costo mayor? La presidenta de SUMe es decidida al mencionar que la sustentabilidad no es ni debe ser elitista. “Mucha gente lo ha entendido así, pero la realidad es que la sustentabilidad tiene que ser sostenible económicamente, no solamente ambientalmente”.
Explica que la sustentabilidad es un abanico de soluciones que van del Low Tech al High Tech: “Si tú plantas un árbol, no tiene un alto costo y tiene el mismo efecto: va a cuidar el edifico de las ganancias de calor. Entonces, también es cuestión de conciencia y responsabilidad. Los desarrolladores tienen que buscar las mejores opciones de diseño sustentable para su proyecto. No les va a costar más caro, pero lo tienen que pensar mejor.
”Afortunadamente, gracias a las diversas opciones de certificación, ya hay cada vez mayor sensibilidad entre los desarrolladores sobre este tema. Han implementado diversas soluciones y han encontrado que, no es más caro ser sustentable, sino que los beneficios por mucho superan los costos. Además, han corroborado que pueden vender más rápido; que los usuarios finales están más agradecidos, y que es un beneficio a largo plazo. Lo que tenemos que hacer es buscar las soluciones que son más económicas. La sustentabilidad al final es una cuestión de diseño”, sentencia.
Gracias a las diversas opciones de certificación, ya hay cada vez mayor sensibilidad entre los desarrolladores sobre este tema. Han implementado diversas soluciones y han encontrado que, no es más caro ser sustentable, sino que los beneficios por mucho superan los costos”
Caroline Verut, Presidenta de SUMe
SUMe, reconfigurando el aprendizaje
Como organización y como representante para México del World Green Building Council (WorldGBC), SUMe ha promovido durante casi una década el conocimiento, la experiencia y la relación interdisciplinaria entre las áreas pertenecientes a la arquitectura y la ingeniería, a fin de contribuir a mejorar las prácticas sustentables del sector.
Alejandra Cabrera, Directora Ejecutiva de SUMe, considera que parte de lo positivo que nos ha dejado esta experiencia es dominar mejor nuevas formas de aprendizaje, de ver que la sustentabilidad tiene más canales de comunicación: “Eso es lo que va a pasar en muchas asociaciones, que las cosas van a ser cada vez más digitales; para evitar traslados, reducir aglomeraciones. Lo que nos da como resultado evaluar todo lo que podemos hacer sin la necesidad de movilizarnos, y todas las implicaciones medioambientales que esto significa”.
Eso es lo que va a pasar en muchas asociaciones, que las cosas van a ser cada vez más digitales; para evitar traslados, reducir aglomeraciones”
Alejandra Cabrera, Directora Ejecutiva de SUMe
La Presidenta de SUMe, por su parte, ejemplifica lo mencionado con el diplomado sobre sustentabilidad que llevan en la UNAM y el cual tuvo que trasladarse a las plataformas digitales, luego del cierre temporal del plantel: “la pérdida social se está modificando o trasladando a la cibernética, donde todos enlazados y virtualmente podemos tener un acercamiento inusitado. Creo que es una invitación importante a no perder el contacto, a aprender a usar la tecnología sin importar la edad. Y hacer comunidad de otra manera”.
Además, otro efecto positivo que ha traído el uso de estos nuevos canales de comunicación es la proliferación de información: “yo creo que muy bueno para nuestra profesión, porque estará disponible muchísima más información y de manera económica. También hay una transformación en este sentido de la educación, del aprendizaje”, extiende Verut.
No obstante, la Presidenta de SUMe reconoce que la sustentabilidad tiene que ser en adelante un factor social de cambio, en el cual los ciudadanos y los entes gubernamentales deben tomar una posición activa, pues, la realidad actual de la sustentabilidad es que parece vivir un retroceso, en lo que respecta a su promoción desde el gobierno: “parece que estamos viviendo un retroceso muy lamentable. Porque no se está entendiendo como prioritario, y el planeta no nos va a dar mucho tiempo. La naturaleza sabe encontrar su equilibrio. Ésta es una gran lección de humildad. Ojalá llegue a lo más profundo de nuestro ser”, exhorta.
Al tiempo, la Directora Ejecutiva recuerda que históricamente han sido las grandes tragedias las que han podido lograr importantes cambios sociales: “Hay que recordar que antes del temblor de 1985 éramos unos, y después fuimos otros. Aquí va a pasar lo mismo, creo que estamos reconfigurando nuestras prioridades, ahora nos tocará reconfigurar todo lo que somos y lo que hacemos, ¿Regresaremos siendo los mismos o regresaremos siendo mejores personas? Yo creo y apuesto por lo segundo”.