Foto cortesía de la UAM

Por María Teresa Cedillo Nolasco

Un grupo de investigación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), coordinado por la doctora Abigail Martínez Mendoza, investigadora del Departamento de Procesos Sociales, de la unidad Lerma, desarrolla un proyecto dirigido a mejorar los sistemas de recolección y saneamiento de agua de lluvia, mediante la instalación de materiales idóneos a las condiciones de la colonia La Lupita, Casas Viejas, en el municipio de Lerma de Villada.

La Lupita se localiza en la cadena montañosa de la Sierra de Las Cruces y colinda con los municipios mexiquenses de Naucalpan y Huixquilucan. Tiene aproximadamente 45 años de ser habitada, de acuerdo con el testimonio de sus habitantes, pues los datos poblacionales se empezaron a registrar a partir del año 2000, explicó en entrevista la doctora Martínez Mendoza, quien añadió que se trata de una de las colonias más alejadas, con mayor rezago y marginación del municipio.  

Su población es de alrededor de 500 personas que habitan 149 viviendas, las cuales cuentan con servicios de luz y televisión por cable, pero 90 por ciento de ellas carece de agua entubada debido a la ubicación geográfica, al estar enclavada en una zona a 3 mil 200 metros sobre el nivel del mar, “es decir, más alto respecto de Lerma”. 

Esto “hace difícil” que los organismos operadores de agua lleven el servicio por tuberías hasta allá, pues el gasto energético sería mucho más costoso que el líquido mismo, “porque habría que bombear demasiado”. 

La mayoría de la gente que habita La Lupita no es originaria del municipio, la colonia se fue ocupando por migrantes de la ciudad como consecuencia de los sismos de 1985 y, ante la falta del recurso hídrico, hicieron algunas pozas comunitarias que han implicado conflictos debido a que “si llegaste aquí al principio tienes derecho, pero si no, no”, incluso hay fotos de la primera poza “con tapa y candado”, relató la doctora Martínez Mendoza. 

Foto cortesía de la UAM

«Con el tiempo, la gente ha aprendido de sí misma y ahora han construido pozas más arriba y otras más hacia abajo e incorporaron sistemas por escurrimiento, porque están en un sitio tan alto que la misma humedad del bosque les escurre”. Hay otras casas en las que escarban dos metros y brota el agua porque la humedad del bosque se filtra. 

En temporada de estiaje la población se abastece con pipas proveídas por los organismos operadores u organizándose como comunidad para adquirirlas; sin embargo, cuando viene la temporada de lluvias “toda la colectividad hace captación pluvial a su real y saber entender”, comentó.

Sin embargo, hay casas –las más antiguas– donde se realiza con ollas, cubetas y tambos, pero hay otras de más reciente edificación (la mayoría de autoconstrucción) que ya tienen conexiones; por ejemplo, aquellas con un techo con una inclinación de 45 grados que permite descargar el agua a un tubo de PVC, aluminio o mangueras conectado a una lavadora que después va a dar a un jardín. “Este es uno de los más modernos”, expresó la doctora Martínez.

La Lupita es, por lo tanto, “una colonia de la cual podemos aprender mucho más de sus habitantes que ellos de nosotros, porque han logrado equilibrar cómo hacerse del vital líquido en períodos difíciles, pues incluso hay familias que llenan su cisterna con agua de lluvia que les dura cuatro o cinco meses. Son una comunidad que tiene completamente incorporado el tema de la recolección del fluido», expuso.

Después de un año de trabajo en el sitio, el grupo de investigación –aceptado y reconocido por la población– ha constatado que la colonia se abastece de agua de dos formas: en los meses de seca a través de la compra de pipas; en época de lluvias, la precipitación se aprovecha de modos no tecnificados. También ha establecido que todas las viviendas tienen captación artesanal, por lo que llega con basurillas y otros elementos relacionados con la calidad.

La Lupita es una colonia de la cual podemos aprender mucho más de sus habitantes que ellos de nosotros, porque han logrado equilibrar cómo hacerse del vital líquido en períodos difíciles, pues incluso hay familias que llenan su cisterna con agua de lluvia que les dura cuatro o cinco meses. Son una comunidad que tiene completamente incorporado el tema de la recolección del fluido»

Dra. Abigail Martínez, del Departamento de Procesos Sociales de la UAM Lerma

El trabajo en la comunidad permite establecer que el agua pluvial tiene diversos usos. Se destaca el aseo personal (72.3 por ciento), limpieza de la vivienda (72.3 por ciento) y lavado de ropa (66 por ciento); en ocasiones, se usa también para cocinar (14.9 por ciento).

El propósito del proyecto de la UAM, dado este panorama, es mejorar los sistemas de recolección y saneamiento de agua de lluvia mediante la instalación de materiales idóneos a las condiciones de marginación de La Lupita, pues es agua de lluvia “debe tener algún tratamiento desde su captación hasta que es utilizada”. 

Todas estas tareas se realizan a partir de la asesoría y el acompañamiento técnico a la colectividad a cuyos miembros se les brinda la oportunidad de asistir a talleres sobre la instalación de dichos sistemas en sus viviendas.

La investigadora señaló que, en una primera etapa, el grupo está en condiciones de atender los requerimientos de unas 25 casas (alrededor de 20 por ciento del total), en un año.

La implementación de estas mejoras a sistemas de obtención de líquido pluvial puede comprenderse desde el ámbito de la innovación tecnológica, toda vez que es un proceso cuyo fin es modificar la realidad y, por tanto, va asociada al cambio. Se trata de sistemas muy sencillos y de muy bajo costo (alrededor de seis mil pesos), que sólo requieren de innovación tecnológica, que es lo que la UAM aporta. 

Foto cortesía de la UAM

Como grupo de investigación, “este proyecto nos permitirá diseñar un portafolios de buenas prácticas de captación de agua de lluvia que no están institucionalizadas; es decir, que surgen de la propia comunidad y entonces todo esto se tiene que documentar”, para después traducirlo en propuesta de política pública de captación y en ese sentido se cumpla con el derecho humano al agua.

En el desarrollo del proyecto participan el doctor Roberto Constantino Toto, del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco, quien da la asesoría financiera; el doctor Oscar Armando Monroy Hermosillo, del Departamento de Biotecnología de la Unidad Iztapalapa, quien ayuda en el tema del tratamiento de agua, así como integrantes del alumnado y egresadas y egresados de la Unidad Lerma, entre otros. 

Tras indicar que La Lupita representa una fuente de aprendizajes y experiencias, pues constituye una comunidad resiliente a la marginación y el rezago social, subrayó que la UAM tiene el compromiso con su entorno y por ello es relevante la convocatoria de la Institución a participar como proyecto de incidencia social, “porque refrenda nuestro compromiso como universidad pública”.