Cambios profundos en las regiones polares, el aumento del nivel del mar, mayor frecuencia e intensidad de fenómenos climáticos extremos, cambios en los ecosistemas y hábitats marinos, pérdida de hielo en el Ártico y derretimiento del permafrost son las consecuencias a las que se enfrentará el mundo de no tomar medidas urgentes, ambiciosas y coordinadas para la protección de los océanos y la criosfera (zonas congeladas del planeta).
De acuerdo con el Informe especial sobre el océano y la criosfera en un clima cambiante, elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y aprobado este 24 de septiembre, se necesita con urgencia priorizar medidas que permitan abordar cambios a largo plazo. La reducción urgente de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero (GyCEI) limita la magnitud de los cambios en los océanos y la criosfera y permite preservar los ecosistemas y los medios de subsistencia que dependen de esas regiones.
Los océanos y la criosfera desempeñan una función vital para la vida en la Tierra. Los océanos han absorbido entre el 20 y 30 % de las emisiones antropogénicas de CO2, lo que ha provocado su acidificación y ha mermado su productividad. El derretimiento de los glaciares y los mantos de hielo provoca el aumento del nivel del mar, y los fenómenos climáticos extremos son cada vez más intensos, además de ocasionar graves impactos a los ecosistemas y las poblaciones.
Por ejemplo, el documento menciona que los habitantes de las regiones de montaña están cada vez más expuestos a peligros y cambios en la disponibilidad de agua. Asimismo, debido a que los glaciares, la nieve, el hielo y el permafrost están disminuyendo, aumenta el peligro de deslaves, avalanchas, desprendimientos de rocas e inundaciones.
En el caso de México, particularmente se verían afectadas las zonas costeras, al aumentar el nivel del mar, principalmente en regiones como El Caribe y la península de Baja California, lo que pone en riesgo la seguridad de las personas que las habitan y puede ocasionar un impacto negativo en otros sectores, como el pesquero y el turístico.
Los glaciares y los mantos de hielo de las regiones polares y de montaña pierden masa, lo que contribuye no solo al aumento del nivel del mar, sino a la expansión de las aguas cálidas en los océanos. Se estima que con cada grado de calentamiento adicional, aquellos fenómenos que en el pasado se producían una vez cada 100 años tendrán periodicidad anual a mediados de siglo en muchas regiones, agravando los riesgos a los que están expuestas las islas (México cuenta con 3 mil islas e islotes dentro de sus aguas territoriales) y las ciudades costeras de baja altitud.
De acuerdo con el informe, se requiere destinar financiamiento para la adaptación, de lo contrario los riesgos de inundación se acrecentarían, dejando inhabitables algunas regiones insulares. Además, la intensificación de los vientos y las precipitaciones asociadas a los ciclones tropicales agudizan los impactos y riesgos costeros.
El calentamiento de los océanos y los cambios en su química ya ocasionan cambios en las especies, lo que repercute en los ecosistemas marinos y las comunidades que dependen de estos. A la fecha, los océanos han absorbido más de 90 % del calor del sistema climático. El calentamiento de los océanos reduce la mezcla entre capas de agua y, como consecuencia, el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina.
A la fecha, los océanos han absorbido más de 90 % del calor del sistema climático. El calentamiento de los océanos reduce la mezcla entre capas de agua y, como consecuencia, el suministro de oxígeno y nutrientes para la vida marina
La acidificación y el calentamiento de los océanos, la pérdida de oxígeno y los cambios en el suministro de nutrientes ya afectan a la distribución y la abundancia de la vida marina en las zonas costeras, en alta mar y en el fondo marino. Esto conlleva cambios en su distribución, afectando a las comunidades que dependen de la pesca.
El Informe especial sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante destaca que la reducción de las emisiones de GEI, la protección y la restauración de los ecosistemas, y una gestión cuidadosa del uso de los recursos naturales permitiría preservar los océanos y la criosfera como fuente de oportunidades que ayuden a adaptarse a los cambios futuros, limiten los riesgos para los medios de subsistencia y proporcionen beneficios al conjunto de la sociedad.
Cabe señalar que México participó en la elaboración del presente informe en dos vías; en la elaboración del Capítulo 6, “Cambios extremos y abruptos, y gestión de riesgos”, por conducto de la doctora Evelia Rivera Arriaga (Instituto de Ecología, Pesquerías y Oceanografía, EPOMEX, de la Universidad Autónoma de Campeche), quien fungió como autora líder. Además, México fue representado por el INECC a través de su directora General, la doctora Amparo Martínez Arroyo, quien participó en el grupo de representantes de instituciones gubernamentales encargados de elaborar la versión dirigida a tomadores de decisiones.
Éste es el primer informe en el que el IPCC enfatiza la importancia de la educación para fomentar el conocimiento sobre el cambio climático, los océanos y la criosfera.
Para la elaboración del informe, más de 100 autores de 36 países evaluaron la bibliografía científica más reciente sobre los océanos y la criosfera en un clima cambiante; se hace referencia a 7 mil publicaciones científicas, aproximadamente.
El informe especial del IPCC es una contribución científica fundamental para los líderes mundiales que se congregarán en próximas negociaciones sobre clima y medioambiente, como el 25º período de sesiones de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en Chile en diciembre.
Para conocer más acerca de este informe puede acceder al sitio web: https://cambioclimatico.gob.mx/comunicado-de-prensa-del-ipcc-25-de-septiembre-2019/