Los antiguos egipcios contaban con conocimiento avanzado en muchos campos, incluida la astronomía, la construcción y los sistemas de irrigación. También, están considerados como una de las primeras civilizaciones en trabajar el cobre, pues se conservan vestigios de vasijas y herramientas fabricadas con este material, así como tuberías empleadas en sus sistemas de irrigación. No debería resultar sorprendente, entonces, que también tuvieran conocimientos avanzados en lo que respecta a sistemas de plomería interior.

En 1994, un grupo de arqueólogos que se encontraba trabajando en las ruinas de un conjunto funerario piramidal de más de 4 mil 500 años de antigüedad desenterró un complejo sistema de drenaje de cobre.

Ubicado en Abusir, al norte de Egipto, se cree que la pirámide es una de las más antiguas entre las que se localizan en esta región, que se encuentra al sur del Río Nilo. Fungió como el sitio de reposo final para el Faraón Sahure, segundo faraón de la Quinta Dinastía Egipcia, que gobernó entre los años 2517 y 2595 a.C.

Los antiguos egipcios creían que los muertos gozaban de los mismos placeres que los vivos, por lo que les construían elaborados templos en conjunto con las pirámides, donde la realeza era sepultada al morir.

La tubería de cobre en cuestión se encontró en el interior del templo más cercano a la pirámide, llamado el templo mortuorio. En este sitio, los sacerdotes se congregaban a diario para ofrecer alimentos y otros objetos como ofrendas para el alma del faraón muerto.

Sólo los materiales más finos se usaron para construir el templo, que consiste de un elaborado salón de entrada, un patio y un santuario, construidos con techos de piedra caliza blanca, pisos de alabastro y columnas de granito rojo. Las magníficas pinturas en relieve del faraón cazando, pescando y aplastando a sus enemigos cubren los muros interiores, mientras que múltiples estatuas del faraón adornan el interior del santuario.

Los expertos especulan que las tuberías de cobre, que se extienden por alrededor de 300 metros a través de una calzada elevada que conduce a un templo aledaño, se usaban para suministrar el agua del pozo que se trasladaba cargando hacia el templo para bañar las estatuas del faraón. Las estatuas se ungían a diario con aceite como parte de los rituales de purificación.

Aunque la pirámide y los templos se encuentran en malas condiciones generales, la tubería de cobre ha sobrevivido, atestiguando la longevidad del material para aplicaciones de plomería.

Con información de Copper Development Association Inc.