Si alguna vez has intentado diseñar un sistema hidrosanitario, es muy probable que hayas escuchado hablar sobre el Método de Hunter. Se trata de un cálculo desarrollado por Roy B. Hunter, que permite establecer la demanda máxima simultánea de agua en un edificio y que ha sido aplicado desde hace más de 80 años.

Su origen está vinculado con la bonanza económica que se vivía en Estados Unidos, tras la Primera Guerra Mundial. En aquella época, Herbert Hoover, secretario de Comercio del país y un renombrado ingeniero civil, se propuso que cada hogar de Estados Unidos contara con acceso al agua, a la electricidad y a servicios de plomería interior, un “lujo” que menos de 1% de los hogares de Estados Unidos conocía en aquel entonces.

Para lograr su objetivo, Hoover estableció la División de Estructuras y Materiales de Construcción dentro de la Oficina Nacional de Estándares (NBS) hoy conocido como el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST, por sus siglas en inglés). Y es aquí donde Hunter entra en escena.

Hunter trabajaba para la NBS, y su labor era investigar y descubrir maneras económicas de brindar sistemas de plomería interior, con el objetivo de lograr una nación segura, limpia y saludable.

Entre las décadas de 1920 y 1950, Hunter desarrolló diversas pruebas que permitieron recopilar la mayoría de la información científica sobre sistemas de plomería, flujo de fluidos en tuberías y la probabilidad del uso simultáneo de dispositivos. De hecho, sus investigaciones y las pruebas que realizó en este tiempo derivaron en la publicación de una serie de documentos, que ayudaron a conformar el corpus de conocimiento sobre los principios básicos de hidráulica y fluidos que forman parte de la plomería moderna.

En la década de 1940, en el documento Métodos para Estimar Cargas en Sistemas de Plomería, desarrollado para la NBS, Hunter estableció finalmente el Método, buscando responder a la siguiente pregunta: dado n (idénticos) accesorios en un sistema, cada uno abierto una vez cada (T) segundos en promedio, y abierto por una duración promedio de (t) segundos, ¿cuál es la probabilidad de que (k) accesorios estén abiertos simultáneamente en un momento dado?

Entre las décadas de 1920 y 1950, Hunter desarrolló diversas pruebas que permitieron recopilar la mayoría de la información científica sobre sistemas de plomería, flujo de fluidos en tuberías y la probabilidad del uso simultáneo de dispositivos

Para obtener la solución, Hunter utilizó un modelo de distribución binomial que consideraba la intensidad del pulso, la duración y la frecuencia. Con ello, logró responder a esta pregunta para una probabilidad del 99% de que los accesorios estuvieran en uso.

Como resultado, desarrolló la idea de una Unidad de Accesorio (FU, por sus siglas en inglés), un valor arbitrario comparativo y sin dimensión, asignado a un accesorio de plomería, que representa el flujo probable que ocurrirá. En su Método, a cada accesorio se le asigna un valor que se puede sumar y convertir en demanda en galones por minuto (gpm).

Si bien el Método original de Hunter se sigue utilizando en la actualidad para el diseño de sistemas hidrosanitarios, los inodoros de hoy en día están diseñados para usar aproximadamente 1.28 galones, mientras que en 1940 no era raro que usaran cinco galones o más por descarga. Por otro lado, los apartamentos modernos pueden tener dos o tres baños, lo que aumenta la probabilidad de su uso simultáneo.

Estos dos factores han llevado a la industria y a los fabricantes a ofrecer Curvas de Hunter Modificadas que se basan en el trabajo original, pero consideran datos empíricos para reflejar valores de Unidades de Accesorio más realistas.