Previo a la pandemia por COVID-2019, NACE International publicó el estudio “Medidas Internacionales de Prevención, Aplicación y Economía de la Tecnología de la Corrosión (Impacto)” en el que se estima que el costo global de la corrosión en tuberías en general es de 2.5 billones de dólares, cifra equivalente a aproximadamente al 3.4% del Producto Interior Bruto mundial (PIB).
El estudio reveló que la aplicación de las mejores prácticas en prevención de la corrosión podría resultar en ahorros globales de entre 15 y 35% del costo de los daños, es decir, un ahorro de entre 375 mil y 875 mil millones de dólares.
La corrosión se refiere al proceso de degradación de materiales metálicos debido a reacciones químicas con su entorno, principalmente con oxígeno y humedad. Las tuberías, al estar constantemente expuestas a estos elementos, son especialmente vulnerables a diferentes tipos de corrosión, que ocasiona un deterioro irreversible en las propiedades físicas del metal, debido a las reacciones electroquímicas entre el metal y el medio electrolítico en el que se encuentra inmerso.
De acuerdo con el ingeniero Héctor López Méndez, director comercial de Fire Piping México, la corrosión no controlada tiene efectos que pueden dar como resultado cambios en las propiedades del metal, lo cual representa la destrucción y pérdida de su funcionalidad, eleva los costos de reparación o reemplazo de las partes, además de las consecuencias originadas por el paro del sistema para la reparación o reemplazo requerido.
Cada año se pierde hasta 20% de la producción mundial de metales, pues desde su fabricación, los metales muestran una tendencia inherente a reaccionar con el medioambiente en el que se encuentran, ya sea atmósfera, suelo, agua, entre otros: “La corrosión incide directamente en la productividad, afecta parte de la materia prima y los equipos instalados en la industria y el comercio”, apunta el ingeniero López.
Los sectores a los que más impacta la corrosión son el Químico, ya que los equipos trabajan directamente con sustancias agresivas, cuyo efecto en metales es constante, por ello es necesario el mantenimiento y reparación para evitar el desgaste; Industria Naval, ya que convive entre la humedad, la sal y las condiciones climáticas, factores que afectan las mercancías e instalaciones; la Construcción, en maquinaria y herramientas de trabajo; Edificaciones, dada su exposición al ambiente exterior provoca que se debiliten los activos metálicos, generando fallas mecánicas o reducción de productividad, poniendo en riesgo a la obra y los trabajadores.
La lucha contra la corrosión en tuberías contra incendio
Para iniciar una revisión y saber las condiciones de los sistemas de rociadores contra incendios, también llamados a base de agua, López Méndez señala que la NFPA 13 sugiere que “se lleven a cabo toma de muestras de agua en diversos tramos de la tubería, misma que debe pasar por un proceso de análisis de laboratorio; ahí, se muestran las condiciones del agua y el metal de las tuberías; luego de revisar los resultados se puede dar inicio al proceso para proteger nuestro sistema de rociadores”.
Cuando se encuentren escenarios que contribuyan a propiedades corrosivas inusuales, el propietario tiene la obligación de notificar al instalador del sistema de rociadores, para que se desarrolle un plan aprobado para tratar el agua que entra al sistema, monitorear las condiciones interiores de la tubería en intervalos de tiempo y lugares establecidos para revisar el sistema.
En este sentido, como señala FM Global en sus fichas técnicas de prevención de pérdidas materiales, la mayor parte de la corrosión de los sistemas de rociadores se debe a la presencia de agua y aire en su interior, lo que significa que estas están expuestas desde su fabricación hasta su instalación o mantenimiento en una ocupación comercial o industrial. Dicho de otra forma, señala López Méndez “la corrosión puede suceder en alguno de los procesos de vida de la tubería”.
En los sistemas típicos de rociadores húmedos, el oxígeno del agua y el aire atrapado se consume en un periodo de tiempo relativamente corto y el proceso de corrosión cesa hasta que entra aire fresco o agua en el sistema. Por otro lado y sin ahondar demasiado, en los sistemas típicos de rociadores secos en los que el aire comprimido es el gas supervisor, la presencia de agua en las tuberías provocará una rápida corrosión del sistema.
La corrosión por influencia microbiológica (MIC) es un tipo de corrosión que se produce cuando microorganismos, como bacterias, algas u hongos, influyen y aceleran el desarrollo de la corrosión en los metales. La MIC se produce cuando los microorganismos proliferan en superficies metálicas expuestas al agua (dulce o salada), petróleo crudo, combustibles de hidrocarburos, productos químicos de proceso o tierra.
El directivo de Ventas de Fire Piping expresa que los aditivos o inhibidores para el suministro de agua destinados al control de la corrosión microbiológico o de otro tipo deberán estar en la lista para su uso en sistemas de rociadores contra incendios, ya que estos microorganismos forman biopelículas, que proporcionan un entorno favorable para el crecimiento microbiano y sirven de barrera contra los inhibidores de corrosión convencionales.
La corrosión por MIC es el resultado directo de microorganismos que producen metabolitos corrosivos para los metales y que facilitan la formación de especies corrosivas. La MIC también puede ser el resultado indirecto de la alteración del entorno local por parte de los microorganismos, lo que provoca cambios en el pH, la concentración de oxígeno o la formación de células de concentración que favorecen la corrosión localizada.
La MIC puede provocar el adelgazamiento del metal, perforaciones y daños estructurales. La velocidad y la gravedad dependen de factores ambientales como la temperatura, el pH, la salinidad, la concentración de oxígeno y la disponibilidad de nutrientes, así como de la composición, la microestructura y las propiedades electroquímicas de la superficie metálica.
Como representante de una empresa fabricante, López Méndez aclara que es fundamental comprender estos factores para aplicar estrategias eficaces de inspección y mitigación. “Las tuberías y sistemas de tuberías que transportan agua a menudo contiene microorganismos susceptibles a la MIC, que también pueden afectar a bombas, válvulas, tanques de almacenamiento e intercambiadores de calor”.
Es elemental el uso de tuberías, rociadores y componentes nuevos, limpios para todas las instalaciones y adaptaciones de los sistemas de rociadores. FM Global destaca que si la corrosión es un problema, se considere el uso de tuberías de acero reforzadas con polímeros y se compruebe que los componentes metálicos sean compatibles. De igual manera, las tuberías, los aspersores y los componentes pendientes de instalación no deben almacenarse a la intemperie, si es inevitable deben colocarse tapas en los extremos de las tuberías para evitar la entrada de agua y materiales extraños.
La detección temprana y la gestión adecuada pueden evitar el costo y los riesgos asociados con la reparación o el reemplazo de las tuberías. Además, una gestión efectiva del MIC puede mejorar la eficiencia y la fiabilidad de los sistemas de extinción de incendios, de modo que contribuya a la seguridad general del edificio, así como la reducción de los costos de seguros.