Por Humberto Rivas
Para entender todo esto, hay que contar esta historia desde el principio. Soy egresado de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Profesional de Arquitectura Tecamachalco. Después de salir de la carrera, empecé a trabajar en la constructora de uno de mis compañeros de escuela, en donde tuvimos un curso rápido de cómo llevar una empresa de este tipo: “Todo lo que quiso saber de la carrera y no se lo dijeron en la escuela”.
Esto fue porque empezamos a hacer trabajos de remodelación en las clínicas y hospitales de la zona de Tlalnepantla, para la Secretaría de Salud del Estado de México. El curso rápido abarcó desde la contratación de trabajadores hasta hacer papeleo para tratar de cobrar a la Secretaría en 30, 60 y 90 vueltas. También tuvimos nociones de plomería, herrería, entre otros oficios… Dicen que para saber mandar hay que saber hacer las cosas.
De aquel curso pasé a trabajar para un despacho de diseño. En éste se especializaban en hacer proyectos para unidades médicas. Sus principales clientes eran el IMSS, el ISSSTE, el SSA y la Secretaría de Salubridad. Yo entré a trabajar en el proyecto del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, en la Ciudad de México.
Mi labor consistía en llevar la dirección del proyecto directamente en la obra, es decir, que se siguiera al pie de la letra lo que se había diseñado en el despacho, o bien, en el caso de que se tuviera que hacer alguna aclaración o ajuste, que se pudiera realizar sin detener el proceso de la obra. En el despacho se hacían todos los plano y se detallaba la estrategia de la obra, qué materiales eran los que se tenían que usar, y qué mobiliario y equipo eran los que se tenían que instalar.
Algunos de los proyectos en los que participé en esta etapa fueron el IMSS de Gustavo Baz, Hospital General de Ciudad Azteca; los hospitales de salud en Chalco y Chimalhuacán; el hospital del IMSS, en San Pedro Xalpa; el Hospital del Niño Poblano; el Hospital General N1 Gabriel Mancera, entre otros.
Cabe mencionar que el proyecto de Gabriel Mancera es un parteaguas en el sector, ya que sería el primer edificio inteligente en hospitales, lo que significaba también ver toda la infraestructura que se tenía que instalar, así como los nuevos sistemas para cada área del hospital.
En el caso del mobiliario, por ejemplo, dejamos a un lado los clásicos muebles para oficina de JM Romo –que se venían usando en el Gobierno desde la década de 1970– y vimos nuevas alternativas. Lo que iba a ser en un inicio la remodelación del antiguo hospital de Gabriel Mancera, terminó siendo el proyecto del nuevo Hospital General 1, que contaba con un estacionamiento de tres niveles, una planta de tratamiento de aguas, una clínica de medicina familiar, así como el teatro aledaño Julio Prieto, además de las viviendas perimetrales al hospital.
Para todos estos proyectos, teníamos la visita de muchos “agentes de ventas”. Me tocó recibir a gente que me llevaba cualquier cantidad de materiales, dependiendo de lo que se iba a necesitar. Con frecuencia, pedíamos a las empresas que nos llevaran muestras de todo, desde materiales para obra en general hasta los acabados y luminarias. Uno de los agentes de ventas que nos visitaba constantemente fue quien me invitó a unirme a las filas del área de la Especificación. Al final de la obra del hospital, decidí hacer el cambio de estar detrás del restirador para pasar a ser parte del equipo de Especificación de la firma Ralph Wilson.
Visto desde la experiencia de mi amigo, el trabajo de ir a promover y especificar materiales se me hizo muy interesante, ya que además de conocer de primera mano los requerimientos de los proyectistas, me permitía estar con contacto y conocer tanto a arquitectos como a diseñadores, además de directivos, que se encargaban de pedir y supervisar los proyectos.
Esta invitación sería el inicio de un camino de 25 años de estar promoviendo y especificando materiales para todo tipo de obras. Cada día, cada proyecto me ha llevado a retos nuevos y en cada uno se ha ido tejiendo una red cada vez más amplia de conocidos y amistades. Asimismo, cada proyecto me ha llevado a ser más técnico y profesional.
Esta invitación sería el inicio de un camino de 25 años de estar promoviendo y especificando materiales para todo tipo de obras. Asimismo, cada proyecto me ha llevado a ser más técnico y profesional»
Humberto Rivas, Director de Especificación para Ordiez
A lo largo de estos años, he visto no sólo proyectos para el sector salud, sino también he especificado materiales para obras públicas y privadas. En el sector publico, como hospitales, guarderías, escuelas, oficinas para la secretaria del poder judicial, la Secretaría de la Marina, el Banco de México y bibliotecas públicas; y en el privado, para oficinas corporativas, hospitales y unidades médicas, escuelas, tiendas departamentales, restaurantes, plazas comerciales, unidades deportivas, terminales de autobuses, cines, hoteles y resorts; así como conjuntos habitacionales y residencias.
En estas más de dos décadas he especificado materiales para Ralph Wilson, Interceramic, Pisos Creativos, Porcelanosa, Lixil y ahora para Grupo Ordiez, y en las diferentes firmas he podido ver el proceso de fabricación de los diferentes materiales y he podido investigar de cada uno de ellos.
He tenido el gusto de llevar clientes a Estados Unidos a conocer la planta de fabricación de los plásticos laminados de Ralph Wilson; a Chihuahua, a ver la fabricación de los materiales de Interceramic; a Nuevo León, a ver la fabricación de los muebles de baño y griferías. Las fábricas de LIXIL que están en el Estado de Mexico, Tlaxcala y Monterrey.
A España, a ver la fabricación de todos los materiales de Porcelanosa: recubrimientos, fachadas ventiladas, piedras naturales, muebles y accesorios para baño; muebles de diseño y muebles para cocina; muebles y equipos para spas y equipos de energía alternativa. Cada proceso de fabricación tiene sus complejidades y hemos podido presenciar desde la llegada de las materias primas hasta el proceso final del embalaje para su entrega.
Ver el manejo de la calidad de cada uno de los procesos de fabricación ha sido de lo más valioso para desarrollarme profesionalmente en el área de la Especificación. Cuando los arquitectos, los diseñadores o inversionistas ven el cuidado que se tiene en estos puntos, todo lo que se ha hablado queda perfectamente comprendido y la decisión de compra se basa en factores como el respaldo de los fabricantes y los distribuidores de los materiales.
En estos 25 años, mi satisfacción se puede dividir en tres partes: Emocional. Es una profesión que me encanta; más que salir a trabajar salgo a hacer lo que más me gusta. Intelectual. El ser Especificador me ha permitido conocer e investigar de todos los materiales que promuevo, así como de los proyectos en donde los quiero especificar, hacer preguntas como quién lo diseñó, cuáles eran sus tendencias e ideas y su porqué, y así poder recomendar el material idóneo para cada proyecto y cada región. Económico. A lo largo de estos años, mi especialidad me ha permitido tener los suficientes ingresos para formar una gran familia.
Como Especificador que nos sigues en cada publicación, quiero que sientas que además de ser una profesión de trabajo, esto puede ser una profesión académica, que te permita acceder a grandes proyectos, junto con el reconocimiento económico que se merece, y que te permita ser valorado por las empresas por tus conocimientos y aporte a la construcción de vanguardia.