Egresadas y egresados de la carrera de Ingeniería en Desarrollo Sustentable del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, desarrollaron el proyecto Power2Grow, una planta piloto para la producción sostenible de hidrógeno y amoniaco verde a partir de aguas residuales y energía solar.
Esta propuesta destaca en la industria ya que los métodos actuales de producción de hidrógeno verde requieren de agua con un alto grado de pureza, mientras que la iniciativa mexicana sugiere el uso de plasmálisis.
Esta propuesta destaca en la industria ya que los métodos actuales de producción de hidrógeno verde requieren de agua con un alto grado de pureza, mientras que la iniciativa mexicana sugiere el uso de plasmálisis.
“La plasmálisis es un proceso donde se inyectan altas frecuencias de electricidad al agua, con el fin de generar una reacción química donde los contaminantes se gasifican y se separan en elementos individuales como dióxido de carbono, oxígeno, metano, entre otros” explicó la joven Mariana Paéz.
Según la egresada, la adopción de esta tecnología implica aprovechar al máximo los recursos, ya que, a partir de ella, además de obtener agua limpia e hidrógeno verde, también se obtiene amoniaco verde, con la adición de nitrógeno, el cual puede ser utilizado como fertilizante.
“Un tema poco abordado es que Rusia era uno de los principales exportadores de fertilizantes a base de amoniaco en el mundo, y debido al conflicto el suministro a México se ha visto afectado. Esto en un futuro puede impactar a la agricultura al ser uno de los insumos básicos del campo, y a su vez, aumentar los costos de los alimentos, por ello es importante buscar la autosuficiencia de esta materia prima”, comentó Celeste Ceballos.
De acuerdo con el resto de los integrantes del proyecto Power2Grow, Mary Carmen Cervera, Carlos Aldama, Fernando Lambarria y Aída Rojas, es una práctica que han buscado países como Japón y Alemania, a través de modelos similares con el propósito de priorizar el uso de energías más sustentables.
En ese sentido, se necesita de mayores espacios de desarrollo tecnológico y alianzas entre la academia, gobierno e industria privada, para que este tipo de innovaciones sean más accesibles a corto plazo ante la actual crisis climática.
Gracias a este proyecto, los mexicanos lograron obtener el primer lugar en el taller de Intercambio Regional en hidrógeno verde de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), sobresaliendo entre nueve equipos de distintas partes de Latinoamérica.