En el marco del taller “Reflexiones sobre la Calidad del Aire Post COVID-19”, celebrado el pasado 29 de mayo, funcionarios, investigadores y representantes de la sociedad civil, todos especialistas en calidad del aire, dialogaron sobre la situación excepcional que se ha vivido durante la pandemia, plantearon sus reflexiones para el futuro, resaltando la importancia de políticas públicas con un enfoque de derechos que preserven un medio ambiente sano, así como la necesidad de un desarrollo urbano que atienda los retos que presenta la nueva realidad sanitaria a partir de la pandemia del Covid-19.
El aislamiento social para prevenir el contagio del virus significó un cambio en las emisiones y en la química atmosférica. Se señaló un crecimiento de las actividades desde el hogar, una disminución de los traslados al trabajo y a los centros de educación, en diversas actividades industriales, comerciales y de servicios; al mismo tiempo, la generación de electricidad y el transporte de mercancías son otro factor a considerar en el cambio de emisiones. A lo anterior se suma la temporada de ozono, pues durante la temporada seca-caliente se dan las condiciones para la formación y acumulación de ozono: alta radiación solar, altas temperaturas, atmósfera estable (sin vientos) y ausencia de lluvias.
El aislamiento social para prevenir el contagio del virus significó un cambio en las emisiones y en la química atmosférica
El subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la SEMARNAT, Julio Trujillo, al inaugurar el taller comentó que se está frente a un nuevo paradigma en la gestión de la calidad del air por lo que es importante ver las lecciones aprendidas del Covid-19 y pospandemia y la entrada de esta nueva normalidad, e invitó a reflexionar sobre lo que va a significar. Mencionó que es prioritario definir los nuevos modelos necesarios para la recuperación de una economía más amigable con el medio ambiente y la salud humana.
Durante su intervención, Víctor Hugo Páramo, coordinador Ejecutivo de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) mencionó que el taller tuvo como objetivo recabar opiniones, sugerencias y propuestas de expertos y de representantes de la sociedad civil y señaló que: “es fundamental revisar la situación actual, en donde cambiaron las emisiones y el comportamiento de la química atmosférica, lo que ha obligado a revisar la aportación de contaminantes que generan las diferentes fuentes y volver a priorizar los de mayor importancia”.
A su vez, Amparo Martínez, directora General del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC) comentó que “la situación actual ha sido el experimento soñado por cualquier científico al poder retirar a tantas personas a sus hogares y vehículos durante tanto tiempo para ver que pasaba. Esto ha permitido estudiar y analizar todas las fuentes de contaminantes y su comportamiento. La reflexión que tenemos que hacer es integral. En algunos casos tendrá que ser una combinación de eficiencia energética con otras como el tipo de transporte”.
Gisselle García, del Observatorio Ciudadano de Calidad Del Aire, afirmó que existen aspectos positivos que ayudaron a reducir la contaminación en la pandemia como el trabajo remoto desde el hogar. Sin embargo, señaló que la nueva realidad a la que nos enfrentaremos tras la emergencia sanitaria implicará tomar medidas de bajo costo y rápida aplicación que ayuden a mejorar la calidad del aire, a través de la implementación de más zonas peatonales y ciclovías, además de las acciones estructurales que sabemos que se deben llevar a cabo para mejorar la calidad del aire en el largo plazo.
Entre las principales reflexiones y propuestas para el diseño de políticas públicas se hizo énfasis en estrechar la relación indisoluble entre la procuración de la calidad del aire y la salud, en especial en el contexto actual de la pandemia que estamos viviendo. Otro punto fundamental es continuar con el diseño de políticas públicas que logren la disminución de emisiones mediante una mayor eficiencia energética en los distintos sectores, así como modelos para impulsar una movilidad sustentable en las distintas ciudades del país, al promover, por ejemplo, medidas como el uso de transporte activo (no motorizado), transporte público más eficiente.
A su vez, se reflexionó sobre la promoción de investigaciones de la química atmosférica y el cambio en la relación de emisiones ante la disminución del tráfico vehicular, así como los efectos de la contaminación y el Covid-19. Otro aspecto importante es el fortalecer el marco jurídico sobre reducción de emisiones y salud ambiental, en especial para los grupos más vulnerables.
Por otro lado, se señaló la importancia de reducir las emisiones de compuestos orgánicos volátiles en muy diversas fuentes, incluyendo vehículos, hogares, comercios, servicios e industria, para poder reducir las concentraciones de ozono y partículas PM2.5 secundarias. También se habló de buscar la sustentabilidad de los ecosistemas, reducir emisiones por el uso de fuego en terrenos agrícolas para disminuir incendios forestales y abatir las emisiones de las instalaciones industriales, entre otros aspectos.
El taller fue organizado conjuntamente por la SEMARNAT, la CAMe, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), INECC, y el Observatorio Ciudadano para la Calidad del Aire (OCCA). Contó con participación de representantes de los gobiernos de los estados integrantes de la zona de la Megalópolis.