El mal aprovechamiento del agua en el Valle de México es un ejemplo de la poca sustentabilidad que se ha desarrollado en la Ciudad. “Hemos hecho cálculos y planteado que probablemente en 40 años habremos agotado la capacidad técnica de extraer ese recurso de nuestro acuífero”, afirmó el coordinador técnico de la Red del Agua de la UNAM, Fernando González Villarreal.
Durante el seminario internacional “Tópicos de Frontera en la Sustentabilidad”, organizado por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad (COUS), el también investigador del Instituto de Ingeniería (II) agregó que “pareciera que 40 años es mucho tiempo, pero en realidad es un periodo muy breve para la ciudad y para el país”, y adelantó que “el objetivo del seminario es difundir investigaciones de vanguardia vinculadas con la sustentabilidad, establecer vínculos con el entorno internacional, aprender de las mejores prácticas en otros países y aportar las experiencias mexicanas”, de cara al nuevo Centro Regional de Seguridad Hídrica, constituido por el Instituto de Ingeniería (II) y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, y el cual es auspiciado por la UNESCO.
Por su pare, Manuel Perló Cohen, del Instituto de Investigaciones Sociales, indicó que se tiene un serio problema en la gobernabilidad del agua, que puede entenderse como la falta de capacidad para solucionar conflictos, y destacó que México se ha estancado en la ampliación de los servicios de agua y drenaje: “Hay desconfianza entre los diversos actores involucrados en el tema y la legislación actual no es un instrumento que ayude a dirimir los problemas. Sin embargo, consideró que la propuesta de crear una nueva Ley de Aguas Nacionales abre la posibilidad de avanzar hacia una nueva gobernabilidad: crear acuerdos, negociaciones y esquemas”, externó.
En su oportunidad, María del Carmen Carmona Lara, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, sostuvo que no se puede alcanzar el desarrollo sostenible sin seguridad hídrica, y para ello se requiere una autoridad en el tema del agua, que gobierne con la confianza de que lo hace bien y que sus actos sean jurídicamente fundados y motivados. Y aseguró que también es necesario contar con información certera para la toma de decisiones, pues en el actual marco legal no concuerdan los acuíferos con los estados o municipios, o las cuencas con los acuíferos.
El director de Concertación Ciudadana del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (SACME), Rafael Val Segura, expuso que en la cuenca del Valle de México no se le ha dado importancia a la cultura del agua: no se valora este recurso de manera ambiental, económica ni social. “No le damos valor económico porque es gratis”, por lo que “la educación y cultura son piezas fundamentales para cambiar actitudes, transformar valores, creencias y conductas. Tenemos que trabajar la cultura del agua para que la población nos ayude a ser un mejor sistema y tener seguridad hídrica”, subrayó en la mesa de discusión “Desafíos en la gobernanza del agua frente a la seguridad hídrica”.
María Luisa Torregrosa y Armentia, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, señaló que en las últimas tres décadas se han registrado mil 542 conflictos por el agua en el país. Conflictos que se han radicalizado, al pasar de denuncias a la toma de instalaciones, paros y secuestro de autoridades. Las organizaciones que usan esta problemática como bandera se vinculan a luchas globales como el derecho humano al agua y a la distribución equitativa.
Previo a la mesa de discusión, la directora del Centro de Investigaciones sobre Recursos Hídricos de la Universidad de Arizona, Sharon B. Megdal, ofreció la conferencia “Retos y oportunidades hacia un nuevo paradigma de la gobernanza del agua”, en la que estuvieron el director del Instituto, Luis Álvarez Icaza, y la titular de la COUS, María del Coro Arizmendi. Allí expuso que la gobernanza es más compleja que quien gobierna, y cuál es el marco legal para hacerlo.
Y destacó lo esfuerzos conjuntos de México y Estados Unidos sobre aguas transfronterizas. “Un ejemplo es el Estudio Binacional sobre el Acuífero Transfronterizo del Río San Pedro, que requirió inclusión, consulta y comunicación entre ambas naciones. Se necesita tender puentes a través del agua: compartiendo datos, información, buenas prácticas y lecciones aprendidas”, concluyó.
Fuente: UNAM