Por Evangelina Hirata

La normativa mexicana aplicable a la construcción en general es muy amplia; no obstante, la que se relaciona con la vivienda está plasmada en el Código de Edificación de Vivienda (CEV), que se elaboró mediante iniciativa de la Comisión Nacional de Vivienda (CONAVI), con base en el artículo 72 de la Ley de Vivienda, refiriéndose al CEV como un “modelo normativo”.

Este código –ya en su tercera versión publicada en 2017– incluye en la parte octava (capítulos 42 al 47) las disposiciones técnicas normativas relacionadas con las instalaciones hidráulicas y sanitarias. En este Código se incluyen, además, las Normas Oficiales Mexicanas (NOM) y las Normas Mexicanas (NMX). Es importante destacar que la Ley Federal sobre Metrología y Normalización (LFMyN) establece que las NOM son de observancia obligatoria, mientras que las NMX son voluntarias, según la elabore un organismo nacional de normalización o la Secretaría de Economía, además de que son aplicables a producto, proceso, instalación o sistema. Pese a lo establecido en la LFMyN, si una NMX llega a ser referenciada en algún código o reglamento, su estatuto pasa a ser de observancia obligatoria.


Hablando específicamente de las normas relacionadas con las instalaciones hidráulicas y sanitarias, las NOM son desarrolladas principalmente por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Secretaría de Salud y la Secretaría de Economía. Algunas de ellas están relacionadas con la infraestructura hidráulica, la calidad del agua, el uso y su consumo (ver Tabla).

Medidas para brindar instalaciones hidrosanitarias de calidad

Las NMX, por su parte, se desarrollan con el fin de atender a las necesidades de la industria, de manera que cuenten con una certificación en donde se indiquen sus características y se asegure su calidad, objetivo primario de contar con una norma, si bien lateralmente también contribuye a generar un mercado competitivo.

Por otro lado, si tomamos en consideración las exigencias de la construcción sustentable, el desarrollo y la innovación tecnológica de los últimos años y las tendencias, las normas existentes en México son insuficientes para el caso de estas instalaciones. Lo que en ocasiones no se comprende, y que se aprecia en el sector, son los objetivos de las normas. La evaluación de la conformidad, la certificación o verificación y, en su caso, los resultados de un laboratorio acreditado sirven para el cumplimiento y aplicación de las normas.


Así que no se debe forzar su cumplimiento a petición de una autoridad o para la posible recepción de incentivos. La industria debe reconocer que estos procesos garantizan que el producto cuenta con estándares de calidad mínimos, rasgo que los hace competitivos frente a las diferentes marcas. Desde luego hay muchos puntos que todavía faltan por normalizar, que aportan a identificar una construcción sustentable de parámetros nacionales; es decir, criterios técnicos que ya se consideran para la edificación sustentable extranjera. En las prácticas globales, las nuevas normas han servido para contar con indicadores de desempeño de la eficiencia en el uso del recurso acuífero, su manejo, calidad y tratamiento, así como conceptos de energía, medio ambiente y residuos sólidos.

En el caso de las normas para vivienda destaca la NMX-AA-176-SCFI- 2015 Instalaciones hidrosanitarias para la edificación de vivienda-especificaciones y métodos de ensayo, que fue coordinada y desarrollada por la Conagua, y que se diseñó específicamente para la vivienda, aunque todavía no se ha considerado su cumplimiento obligatorio (ver Tabla).


En México, en el sector vivienda ha habido muchas iniciativas, como la Política Nacional de Vivienda, así como el caso de “Hipoteca Verde” de Infonavit, además de los subsidios de la Comisión Nacional de Vivienda. Esto contribuyó a avanzar no solamente en la normalización, sino en el reconocimiento de las certificaciones de los productos para garantizar que desde esa instancia las viviendas tengan un mejor desempeño.

En este sentido, los Organismos Nacionales de Vivienda (Onavis) y la Conavi trabajan estrechamente con los desarrolladores para generar conocimiento y conciencia sobre el beneficio y lo que representa el cumplimiento de la normatividad. Esta parte es esencial en los requisitos obligatorios de los programas generados dentro de la Política de Vivienda.

Por lo anterior, es necesario seguir promoviendo el conocimiento normativo y el involucramiento general de la industria de la construcción en los grupos de trabajo para el desarrollo de normas, así como la responsabilidad ante la regulación de la construcción, llámese Código o Reglamento de Construcción. El diseñador, constructor, productor, comercializador, los propietarios y los gobiernos locales, así como los futuros profesionales, deben involucrarse más y conocer mejor la regulación, pues ésta es la base de una vivienda de calidad.

Un modo de comenzar este cambio es promover la modernización administrativa de los gobiernos locales, pues son actores clave para el desarrollo tecnológico y normativo de las construcciones. Por otro lado, la industria de la vivienda debe capacitarse en el conocimiento de las regulaciones y comprometerse a elevar la calidad de sus productos y servicios, además de continuar participando activamente en el desarrollo de normas y códigos.

Para incentivar el cumplimiento de la normatividad -no solamente relacionado con las instalaciones hidráulicas y sanitarias, ya que todas ellas forman parte de la construcción de vivienda- es necesario continuar difundiendo y promoviendo el conocimiento de los objetivos y beneficios del desarrollo normativo, su cumplimiento y aplicación, desde las diferentes representaciones de la construcción. Asimismo, es importante generar programas académicos para los futuros profesionales, y diseñar programas específicos de certificación de las construcciones, con los que se podrían otorgar incentivos fiscales por su obtención, pues la industria de la construcción es uno de los grandes aliados en el desarrollo sustentable del país.


Evangelina Hirata Nagasako

Es arquitecta por la Universidad Nacional Autónoma de México, con estudios de Posgrado en Diseño Urbano en Japón, España y México; y especialidad en Valuación Inmobiliaria. Actualmente, es directora General del Organismo Nacional de Normalización y Certificación de la Construcción y Edificación, S.C. (ONNCCE); y miembro fundador de Calidad y Sustentabilidad en la Edificación, A.C. (CASEDI).