
El balance hídrico del Valle de México está roto, lo que significa que pierde aproximadamente 30 metros cúbicos por segundo, reveló el maestro Francisco Haroldo Alfaro Salazar, perteneciente a la División de Ciencias y Artes para el Diseño (CyAD) de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), de acuerdo a la investigación del doctor Eugenio Téllez, de la Red de Investigación de Agua de la UAM (RedAgUAM).
Durante el conversatorio Investigación y aplicación tecnológica para el aprovechamiento integral del agua, realizado en dicha sede universitaria, se enfatizó el llamado a la acción conjunta entre academia y gobierno, por ser necesario articular el diseño, la planificación urbana, el conocimiento ecológico, los enfoques interdisciplinarios desde la academia y la gestión pública en soluciones reales y sostenibles, que permitan construir una urbe más resiliente ante la crisis hídrica.
Al existir este desequilibrio hídrico en la Ciudad de México (CDMX), Alfaro Salazar invitó a los expertos ahí presentes a compartir opciones y estrategias para enfrentarlo, ya que esto representa un riesgo estructural para la metrópoli frente a fenómenos como la sequía.
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La doctora Maribel Cruz Ayala, directora de Planeación Integral de la Secretaría de Gestión Integral del Agua (SEGIAGUA) de la Ciudad de México, declaró: “Estoy convencida de que no existe una única solución”, pese a que la capital se encuentra en una situación compleja, pues originalmente era una cuenca endorreica, es decir, sin salidas naturales de agua. Con el tiempo, se tomó la decisión de desalojar grandes volúmenes del líquido y establecer un sistema de trasvase entre cuencas.
Este modelo colocó a sus habitantes en una condición de vulnerabilidad; no solo a los de la CDMX, sino a los de toda la Zona Metropolitana. Si en las cuencas de donde se extrae el agua disminuyen las precipitaciones, el impacto es considerable. Por ejemplo, el sistema Cutzamala puede reducir su caudal de 9 metros cúbicos por segundo a apenas 3.8 en una situación crítica, explicó la representante del Gobierno de la Ciudad de México.
Si en las cuencas de donde se extrae el agua disminuyen las precipitaciones, el impacto es considerable. Por ejemplo, el sistema Cutzamala puede reducir su caudal de 9 metros cúbicos por segundo a apenas 3.8 en una situación crítica”
Dra. Maribel Cruz Ayala, directora de Planeación Integral de la SEGIAGUA de la CDMX
Asimismo, resaltó la importancia de reconocer el carácter endorreico del Valle de México y trabajar activamente en la recuperación de cuerpos de agua, como el eje hídrico sur integrado por Tláhuac, Xochimilco y Milpa Alta.
Destacó igualmente la necesidad de rehabilitar los pozos ubicados en el Cerro de la Estrella, en Iztapalapa, con el fin de ampliar las zonas de infiltración en la parte alta de las cuencas. “Esto fue una cuenca, se transformó en un valle y hoy buscamos que vuelva a ser cuenca”, concluyó.
El arquitecto Alfaro Salazar hizo referencia al trabajo del doctor Yu Kongjian, arquitecto y paisajista reconocido por su propuesta de transformar las ciudades en esponjas, es decir, en espacios capaces de absorber y recuperar el agua de lluvia a través de su propia infraestructura. A partir de esta mención, se abrió la discusión entre los especialistas sobre la viabilidad de aplicar este enfoque en la Ciudad de México.
El maestro Ricardo Pinta Szczesniewski, profesor del Departamento de Teoría y Análisis de la Unidad Xochimilco de la UAM, aclaró que esta teoría sí puede adaptarse al contexto mexicano, particularmente desde el enfoque de captación pluvial.
Asimismo, señaló el caso de una presa en Puebla como ejemplo de infraestructura con características de ciudad esponja, y mencionó que en la CDMX ya existen presas de retención cuyo objetivo es almacenar y regular el flujo del agua.
Respecto de la gobernanza y el conflicto por la gestión del agua, se cuestionó la sostenibilidad de megaproyectos como el drenaje profundo y se instó a construir con una visión a 30 años en la que la naturaleza, la ciudad y el diseño trabajen en forma integrada, tal como lo expresó el arquitecto Mario Schjetnan, director general de Grupo de Diseño Urbano S.C. quien dijo que aunque la actual jefa de gobierno ha mostrado interés en abordar el tema, la gestión del agua sigue siendo un conflicto político, social y técnico.
“Esto ya no es un tema exclusivo de ingenieros y eso es lo primero que debemos entender: se trata de diseño, de infraestructura y de derechos de vida”, afirmó Pinta Szczesniewski, quien, desde la arquitectura del paisaje, propuso una intervención integral en los espacios urbanos, sustentada en estudios ambientales previos y el uso de flora y fauna endémica. Ejemplificó con el caso de Mexicali, donde se han realizado proyectos con apoyo binacional para mejorar la calidad del agua en ambos lados de la frontera.
Finalmente, el maestro subrayó la necesidad de integrar análisis territoriales y enfoques interdisciplinarios desde las aulas, las universidades y el trabajo docente, así como promover el reúso del agua tantas veces como sea posible.
Fuente: UAM
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