Los planes de desarrollo urbano de la capital del país perdieron vigencia desde hace 19 años, mientras que la actividad inmobiliaria en corredores urbanos como el que va del Centro Histórico a Santa Fe se ha gestionado con pocos elementos normativos, jurídicos y administrativos, afirmó la doctora Laura Isabel Romero Castillo, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En la presentación de su libro Conformación histórica del corredor urbano Centro histórico de la Ciudad de México-Santa fe. Una visión urbano-ambiental, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, explicó que desde una visión histórica el Paseo de la Reforma ha tenido una transformación importante en fechas recientes, producto de diversas políticas orientadas a la modernización de la imagen de la metrópoli, con la concentración de operaciones financieras y comerciales a través de la renovación urbana.
La investigadora del Departamento de Métodos y Sistemas de la Unidad Xochimilco, quien ha dedicado más de 20 años a esta investigación, recordó que a partir de 1980 hubo grandes cambios en la planeación y en la forma como se manejaron las inversiones privadas a lo largo y ancho de las urbes más relevantes del país, “cuando el neoliberalismo decidió que una de las naciones con más significancia regional, desde el punto de vista económico, era México”.
Una condición necesaria para fungir como tal fue contar con estructuras territoriales de disponibilidad, equipamiento e infraestructura que permitieran el asentamiento de actividades comerciales y financieras, lo que llevó a la integración del corredor urbano Centro Histórico Ciudad de México-Santa Fe.
En ese sentido, las características de desarrollo en estas últimas décadas parten de financiamiento foráneo directo en grandes proyectos urbanos, sean estos centros financieros, comerciales o corredores administrativos, que rebasan por mucho los recursos públicos, por lo que los ofrecimientos de inversión fueron muy bien recibidos por los gobiernos locales.
Las características de desarrollo en estas últimas décadas parten de financiamiento foráneo directo en grandes proyectos urbanos, sean estos centros financieros, comerciales o corredores administrativos, que rebasan por mucho los recursos públicos, por lo que los ofrecimientos de inversión fueron muy bien recibidos por los gobiernos locales»
Dra. Laura Isabel Romero, investigadora de la UAM
Como resultado se obtuvo el pronunciamiento de la capital como una localidad moderna, que a lo largo de algunas vialidades importantes “nace y renace en cada proyecto económico”, en un asunto que se consolidó en la primera década de este siglo.
Esta etapa de mayor actividad inmobiliaria se ha dado con pocos mecanismos administrativos y jurídicos para normar su crecimiento, y esto es relevante porque se trata de usos de suelo, de densidades, de alturas de las edificaciones e incluso de inversión pública, enfatizó.
La especialista en espacios habitables consideró esencial documentar estos procesos, porque los cambios en el uso de suelo, por ejemplo, están provocando un superávit en la construcción de oficinas y en la disponibilidad de vivienda, dentro y fuera de esta vía, porque hay un acaparamiento de los inversionistas inmobiliarios y poca disponibilidad de suelo para el crecimiento social.
El único recurso que le queda a las poblaciones locales “es irse a vivir a las zonas de conservación, lo que representa otro problema grave para la Ciudad de México”, enfatizó.