A pesar de los esfuerzos que los profesionales del agua realizan para mantener el vital líquido bajo altos estándares de seguridad, subyacen riesgos en la forma del contraflujo, fenómeno que puede presentarse en conexiones de plomería cruzadas, las cuales ponen en riesgo de contaminación a los sistemas de agua potable

Por Watts Water Technologies

El primer paso para identificar y corregir el contraflujo es definir el problema y explorar las situaciones de alto riesgo. El contraflujo es el flujo inverso de líquido, gas u otra sustancia no deseada hacia el sistema de distribución de agua potable. Debido a la naturaleza compleja y única de cada sistema de plomería, los problemas de contraflujo no suelen identificarse hasta que se presentan síntomas serios. De acuerdo con la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), «la mayoría de los incidentes de contraflujo son generalmente detectados y reportados a la autoridad local únicamente si los usuarios identifican irregularidades en su suministro de agua… pero no toda la contaminación que produce enfermedades y padecimientos puede detectarse por el sabor, el color o el olor”. Incluso cuando los incidentes de contraflujo se detectan, algunos expertos “sospechan que puede haber hasta 10 veces más incidentes de los reportados».

Una conexión cruzada es cualquier conexión o arreglo estructural real o potencial entre un sistema público o privado de agua potable y cualquier otra fuente o sistema, a través del cual es posible introducir hacia cualquier parte del sistema agua usada, fluidos industriales, gas o sustancias distintas al agua potable que se suministra a través de dicho sistema. Los arreglos de bypass, los puentes de conexión, las secciones removibles, los dispositivos giratorios o de cambio y otros dispositivos temporales o permanentes a través de o debido a los cuales puede ocurrir el contraflujo se consideran conexiones cruzadas. 


Dos tipos de contraflujo: contrapresión y contrasifonaje

La contrapresión y el contrasifonaje son dos formas en las que se presenta el contraflujo. La contrapresión ocurre cuando la presión corriente abajo de un sistema de fluidos no potables sobrepasa la presión de las líneas de distribución que contienen agua potable. Por su parte, el contrasifonaje ocurre cuando el flujo normal se invierte debido a la presión negativa o subatmosférica de un sistema de tubería. Un ejemplo de esto es la presión que se crea al beber a través de un popote: para invertir el flujo natural se crea un vacío con la boca y el popote.

Las causas comunes de la contrapresión y el contrasifonaje son las interrupciones en el suministro de agua, que pueden ocurrir en situaciones como drenado de líneas de agua, eventos de protección contra incendio, ruptura de las líneas principales, instalación de sistemas de calefacción, instalación de elevadores o durante la instalación o reparación de cualquier otro sistema que produzca o altere la presión. Los códigos de plomería desarrollados y establecidos por los municipios, los suministradores de agua y los inspectores de plomería son salvaguardas clave contra los peligros del contraflujo. Los municipios brindan su experiencia en la prevención del contraflujo considerando los sistemas desde el punto de vista de las necesidades de la comunidad. Reconocen que cada conexión cruzada tiene el potencial de generar un evento de contraflujo. Como las campañas de vacunación, el sistema sólo funciona cuando se implementa con amplio alcance y se ejecuta sin excepciones. Si se ignoran estas prácticas y estándares o se aplican a la ligera, puede haber severas consecuencias para toda la comunidad.

Las mangueras de jardín son una de las principales causas de contrasifonaje, al ser responsables de 80 por ciento de los incidentes de contraflujo en Estados Unidos. Por tal motivo, una práctica común es colocar una llave con interruptor de vacío en todas las mangueras. En estos casos, uno de los extremos de la manguera suele conectarse al sistema de agua potable, mientras que el otro extremo puede estar sumergido en una fuente no potable, como una alberca, un tanque de alimentación inferior o una caldera. El contrasifonaje podría introducir la sustancia no potable al sistema de agua potable. Una manguera de jardín puede parecer una conexión de plomería inofensiva, pero esta conexión común permite ilustrar que la amenaza del contraflujo acecha en todas partes.

Los plomeros y los ingenieros son los héroes anónimos de la comunidad, ya que la mantienen segura de los peligros del contraflujo. La amenaza del contraflujo pone en juego la reputación de estos profesionales cada vez que entran en acción. Dichos profesionales pueden mantener el suministro de agua en estándares seguros identificando y diagnosticando situaciones de contraflujo, examinando los sistemas de tubería y el diseño de la ciudad, inspeccionando las herramientas de prevención existentes y asegurándose de que cumplen con las normas; instalando dispositivos de prevención de contraflujo de la mayor calidad en nuevos proyectos y edificios, y manteniéndose actualizados sobre las nuevas regulaciones.

El contraflujo no sólo es una amenaza a la salud de las comunidades, sino que puede dañar el ambiente. La EPA reconoce que los incidentes de contraflujo pueden causar problemas de corrosión, crecimiento microbiano dañino en los sistemas de distribución, problemas de mal sabor, olor y color que derivan en desconfianza por parte de los usuarios.

Los riesgos del contraflujo se describen de dos maneras: como un peligro que no afecta a la salud, involucra un contaminante o una sustancia no tóxica que puede ser molesta pero no implica un riesgo para la salud humana, y como un peligro para la salud, que involucra una sustancia tóxica o contaminante que puede causar que los consumidores de agua se enfermen o contraigan enfermedades. Por ello, la selección de las herramientas de prevención del contraflujo dependerá del riesgo que se enfrente.