Por Pedro Paredes Estapé / Imágenes, cortesía Eosis

Como a todos, el inicio del 2020 nos tomó por sorpresa. A pesar de las advertencias, no imaginábamos el impacto tan profundo que tendría la pandemia por Covid-19 en nuestra forma de vida y trabajo. Después de la cuarentena en la que nos vimos obligados a permanecer en casa, cumpliendo responsablemente para evitar cadenas de contagio, tuvimos que decidir entre mantener el trabajo a distancia y regresar a nuestras oficinas, pero ¿qué tan seguro era el regreso, incluso con vacunas disponibles? No estábamos solos en esta incertidumbre; de acuerdo con la BBC, tan solo entre julio y agosto de 2020 más de 50 mil personas en Londres contactaron a las agencias de seguridad sanitaria con relación al Covid-19 y el regreso a sus espacios de trabajo. 

Si bien el trabajo a distancia ha probado ser eficaz para mantenernos seguros y permitir más flexibilidad, también puede ser una fuente de estrés, ya que representa jornadas de trabajo extendidas, sin ser necesariamente más productivas. Está comprobado que al comunicarnos cara a cara con nuestro equipo podemos hacernos más resistentes a los efectos del estrés a largo plazo y mantener una comunicación más efectiva, como lo hacíamos previamente a la pandemia.

Para tomar una decisión informada, iniciamos investigando el método más efectivo de transmisión del virus. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en un principio que dicha transmisión se daba por contacto directo, recientemente más y más evidencias han llevado a las instituciones sanitarias, como la Center for Disease Control and Prevention (CDC) en Estados Unidos, a concluir que ésta es una enfermedad de transmisión aérea (al igual que la influenza, el sarampión o la tuberculosis).

Ante este escenario, una ventilación adecuada de los espacios que habitamos juega un papel determinante para evitar contagios. Bajo esta evidencia, la Universidad de Harvard y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) desarrollaron metodologías para determinar el riesgo que corremos en espacios interiores. Los resultados son los mismos respecto a la renovación de aire en espacios interiores: a mayor ventilación, menor riesgo de contagio. 

El virus se puede transportar en nubes de microgotas (resultado de nuestra respiración) con un comportamiento similar al del humo del cigarro (denso y lento para disipar). Si estas nubes vienen de una persona contagiada, pueden contener una alta carga viral y permanecer por varios minutos suspendidas en el aire. Sin ventilación que las disipe, se incrementa en mayor grado la posibilidad de un contagio al ser respiradas por más personas.

Esto ya había sido anticipado de alguna manera por los sistemas de certificación sustentable, como LEED o WELL, al evaluar qué tan buena ventilación (o aire de renovación) se tiene en un edificio. El interés nace con el objetivo de garantizar espacios más saludables para los usuarios, como parte de una estrategia de sustentabilidad basada en beneficios ambientales, sociales y económicos. Así que no solo se trata del riesgo de contagio, de acuerdo con el World Green Building Council (WGBC), tener espacios bien ventilados puede incrementar hasta en un 26 % la capacidad cognitiva y de los usuarios de oficinas con bajas concentraciones de CO2. ​

Si bien el trabajo a distancia ha probado ser eficaz, también puede ser una fuente de estrés, ya que representa jornadas de trabajo extendidas, sin ser necesariamente más productivas»

Pedro Paredes Estapé, Senior Partner de Eosis Optimizing Building Performance

En un estudio realizado por la Universidad de Harvard y la State University of NY se registraron mejoras en soluciones estratégicas, enfoque y respuesta a crisis. Adicional a la mejora en la productividad, se tiene un menor ausentismo de los empleados por enfermedades, y una menor rotación de personal por el fenómeno de burnout o fatiga. Cualquier inversión para mejorar la calidad del aire se ve compensada inmediatamente.

En Eosis ya habíamos identificado estos beneficios y teníamos condiciones favorables para garantizar esta calidad del aire. Desde su concepción, el edificio en el que se ubica nuestra oficina fue pensado para obtener la certificación LEED. Se pensó en un diseño que permitiera ventanas operables y ventilación cruzada garantizando el cumplimiento con el requisito de ventilación. Como resultado, en nuestra oficina se tienen hasta 16 cambios de aire por hora (ACH, por sus siglas en inglés), lo que equivale a renovar completamente el aire interior hasta 16 veces en ese lapso, cuando las normas internacionales piden de 2 a 3 cambios.

En 2019 decidimos obtener la certificación LEED para espacios interiores (LEED ID+C) y la ventilación fue una pieza clave para obtener el nivel Platino, el más alto de esta certificación. Primero, nos permitió garantizar una calidad del aire adecuada; y segundo, hizo que no necesitáramos un sistema de aire acondicionado (y su obligado consumo energético) gracias a que la temperatura interior se mantiene dentro del rango en confort durante el 90 % del tiempo.​

En las oficina de Eosis, en Guadalajara, se tienen hasta 16 cambios de aire por hora (ACH, por sus siglas en inglés), lo que equivale a renovar completamente el aire interior hasta 16 veces en ese lapso

Sabíamos que nuestro espacio tenía la capacidad de mantenernos seguros, pero ¿cómo podíamos garantizar que el lugar de trabajo se mantuviera bien ventilado en todo momento? La solución fue monitorear la saturación de CO2. Este es un buen punto de partida, ya sea con ventilación natural o mecánica, porque el CO2, al ser un subproducto de la respiración, nos permite saber qué tantas veces se ha respirado el mismo aire en la oficina. La relación es directa: a mayor concentración, más veces se ha compartido el mismo aire. Una ventilación ideal mantiene niveles cercanos a las 800 partículas por millón (ppm), 1 mil 200 es el límite superior y sobre los 2 mil es necesario revisar nuestros sistemas de ventilación. Como resultado de una de las pruebas que realizamos, manteniendo las ventanas completamente abiertas, nuestro monitor se mantiene en niveles de 420 ppm, el promedio en la ciudad de Guadalajara.

Utilizando estos datos realizamos los análisis de riesgo con la calculadora del MIT (https://indoor-covid-safety.herokuapp.com/), que también nos permitió incluir otras variables (como las nuevas cepas del virus consideradas más contagiosas e igualmente letales), lo cual nos hizo tomar una decisión informada, no solo sobre la pandemia que vivimos actualmente, sino también sobre el futuro. Estamos tranquilos sabiendo que nuestro espacio de trabajo es un lugar seguro y más resiliente.​

Pedro Paredes Estapé

Arq. Pedro Paredes Estapé es Senior Partner en Eosis.
Contacto:  [email protected]